Tiene un carisma especial. Es un futbolista atípico, siempre lejano al divismo de muchos de sus compañeros de profesión y con un notable nivel cultural. Le gusta pasar desapercibido pero, por contra, nunca elude dar la cara cuando se le requiere. Su voz pesa, y mucho, en el vestuario del Villarreal, que confió en Quique Álvarez como uno de los capitanes del equipo.

No oculta que el 5-0 de Huelva le ha impedido "dormir con tranquilidad" en los dos días posteriores al partido. Ni tampoco exagera cuando confirma que la derrota del Nuevo Colombino, junto a la de su primera temporada contra el Rayo Vallecano (1-5 en el Madrigal) son los "peores recuerdos" como jugador amarillo. "Duele mucho perder de esa forma. La responsabilidad es nuestra, de los jugadores en el mayor porcentaje. El resto, en menor grado, hay que repartirla", valora.

AUTOCRÍTICA

Quique Álvarez confiesa que ha escuchado demasiadas veces que el Villarreal cuenta con más calidad en sus jugadores para sufrir tanto por la permanencia. El capitán aplica la autocrítica con rotundidad y descubre algunas de las claves que condenan al equipo a coquetear permanentemente con las posiciones de peligro. "Sí, poseemos potencial y clase, pero en el fútbol son necesarios más factores para obtener el éxito. El bloque, la agresividad, la inspiración, jugar el balón cuando debes y no hacerlo cuando no puedes, saber defender... Es decir, una amalgama de claves que todas juntas te hacen triunfar y creo que nosotros fallamos en algunas de ellas", explica con una sinceridad que exalta, más si cabe, sus verdades.

Quique Álvarez sigue sorprendiendo con su análisis, que demuestra su amplio conocimiento del mundo del fútbol. Otro argumento es lo poco que significa el Villarreal en el ámbito nacional y su escaso peso específico. "Nuestra afición es ejemplar pero tranquila y se dedica a lo suyo. Aquí nadie levanta la voz cuando nos pitan un penalti o nos perjudican los árbitros. Sólo existe resonancia de todo ello cuando le sucede al Madrid, Barcelona o a algún equipo con más poder", declara. "Entre todos tenemos que intentar que el Madrigal sea más respetado por todos, incluidos los árbitros, que aquí pitan muy tranquilos", añade el capitán amarillo.

¿Es el Villarreal un equipo con poca casta? Es la pregunta que se formulan muchos aficionados del Submarino. Quique Álvarez admitió, en cierta medida, que esa es una cualidad de la que tampoco anda sobrado, precisamente, el Villarreal. "No sé cómo explicarlo ni encuentro la palabra adecuada, pero es verdad que en ocasiones nos falta un poco de carácter para marcar, defender y rematar los partidos", asevera el capi.

El jugador reconoció que en Huelva no se cumplieron las órdenes del entrenador. "El mister nos dijo que había que salir a jugar y tiramos el balón por arriba. Es cierto, pero también hay que tener en cuenta que el rival también juega. En Primera nadie regala nada", concluía.

El capi, una vez más, dio la cara... y en los momentos difíciles.