El fútbol español ha tocado fondo. La deuda de 1.625 millones de euros (270.000 millones de pesetas) que arrastran los clubs de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) obliga a tomar una serie de medidas urgentes para intentar frenar la caída. Y una de éstas, la de recortar los salarios de los jugadores, ha sonado con tanta fuerza durante la precampaña del Barcelona que el resto de presidentes de la LFP no sólo la secundan sino que tienen la intención de aplicarla este verano. Bar§a y Madrid, los dos grandes españoles, ya han anunciado que piensan seguir la política de otros equipos europeos, sobre todo italianos, y que aplicarán una reducción salarial en sus plantillas pese a chocar con la oposición de los jugadores y sus representantes.

EL PRECURSOR

Lluís Bassat ha abierto el camino por el que han decidido colarse los demás. El candidato a la presidencia del Bar§a proclamó que recortaría un 22% el gasto de la plantilla y del cuerpo técnico, que en la actualidad es de 81,8 millones de euros --13.610 millones de pesetas-- sobre los 170,7 millones de euros --28.407 millones de pesetas-- del presupuesto de la campaña 2002-03. La intención de Bassat es la de dejar la masa salarial de la plantilla en 55 millones de euros (9.151 millones de pesetas) si sale elegido.

LOS GRANDES PROBLEMAS

Los presidentes españoles apoyan su iniciativa porque son conscientes de los tres graves problemas que sufren. Primero: los clubs no pueden seguir pagando los elevados salarios de sus estrellas, que ya ascienden a 841 millones de euros (140.000 millones de pesetas). Segundo: los grandes jugadores no aceptan los recortes y reclaman el pago completo de los compromisos firmados en su día. Tercero: los equipos no pueden traspasar a sus estrellas por una cantidad que compense la gran inversión realizada en su día.

Por eso todos abogan por la reducción salarial y orientan su política hacia los contratos por incentivos. Y el primero en pedirlo ha sido el Real Madrid. La intención de Jorge Valdano es la de congelar algunos salarios y rebajar otros en un 20% o 30%, de acuerdo con el número de partidos disputados por los afectados.

PÉRDIDAS GENERALIZADAS

"Los clubs pierden dinero, las televisiones también y sólo ganan los jugadores y sus representantes. Los futbolistas van a tener que aceptar salarios inferiores", asegura el director general deportivo del Real Madrid.

El club blanco destina una partida de 90 millones de euros en salarios (14.974 millones de pesetas) al contar en sus filas con cuatro de los jugadores mejor pagados del mundo: Ronaldo, Zidane, Figo y Raúl. "La reducción es la única manera de ajustar el presupuesto. La crisis, además, provocará que muchos jugadores, algunos de cierto nivel, queden libres en España y Europa, por lo que van a tener que aceptar salarios claramente inferiores para seguir jugando", añade Valdano.

Mateo Alemany, presidente del Mallorca, también se suma a los dos grandes: "De ahora en adelante, sólo las grandes estrellas ganarán fortunas, pero el resto de futbolistas verán reducidos sus salarios en la misma proporción que el gasto total del fútbol. Quizá estemos hablando de un 40% de lo que se ha estado ingresando o gastando hasta ahora".

OPOSICIÓN DE LAS ´ESTRELLAS´

Los clubs, como era de esperar, ya se han topado con la primera reacción de los jugadores y sus representantes. Kluivert, por ejemplo, ha sido el primero en declarar que no piensa renunciar a los 6 millones de euros netos (1.000 millones de pesetas) que gana en el Bar§a. Otros han optado por dejar que sean sus representantes quienes se mojen. "Los jugadores no aceptan estas reducciones. Los que tienen un contrato firmado pueden estar tranquilos porque se lo tienen que respetar o indemnizarlos", asegura Orobitg, agente del también jugador azulgrana Gerard.

MENOS DINERO, MÁS AÑOS

Los representantes creen que la única opción que tiene los clubs para que los jugadores acepten una reducción salarial es la de practicar la política de Augusto César Lendoiro en el Deportivo. Menos dinero, pero mayor duración de los contratos. El delantero internacional Diego Tristán, por ejemplo, firmó por ocho temporadas por el club coruñés. La solución pasa, como es el caso del Barcelona, por intentar reducir la masa salarial global. Y esto sólo se consigue manteniendo dos o tres cracks en la plantilla junto a un grupo más amplio de jugadores de coste medio. La nueva política apunta a una limpieza de los vestuarios de los jugadores caros y de poco rendimiento.