El afamado libro de Eduardo Mendoza La ciudad de los prodigios sirve para adentrarnos en la historia del Club de Fútbol Ciudad de Murcia que, cuatro años después de fundarse, opta a subir a 2ª A, justo el año en que el deporte murciano está de moda: el Real Murcia ha subido a 1ª y el Etosa de baloncesto a la ACB; El Pozo de fútbol sala ganó la Copa y es finalista de la Liga...

¿Qué es el Ciudad de Murcia? Algunos lo consideran un club artificial y otros, aire fresco en el fútbol español. Pero todos se fijan en su singularidad y en las maniobras de su verdadero presidente, Quique Pina, agente de futbolistas envuelto en la sombra de la duda y en la polémica.

En verano del 99, un grupo de empresarios y exjugadores (Pina, Muñoz, Totó...), aprovechando la desaparición del histórico Imperial de Murcia, deciden crear un nuevo club, muchos de ellos para aprovechar los últimos coletazos de su carrera futbolística. El Ciudad echa a andar en Preferente.

En un principio, Pina, aprovechando sus buenas relaciones con el Real Murcia --jugó en este equipo tiempo atrás e incluso apostó por un uniforme similar--, solicita jugar en La Condomina, a lo que su vecino se opone, rompiéndose las relaciones entre ambos. Desde entonces, el Ciudad ha peregrinado por la provincia (La Flota, José Barnés, Ceutí...). Precisamente, éste es el primer año en que juega en La Condomina.

En tan sólo dos temporadas, llega a Segunda B. Para poder moverse en la sombra, Pina designó a su padre como presidente, aunque es él quien realmente maneja el club a su antojo, habiéndolo utilizado incluso para colocar a jugadores que él representa. En el camino, un sinfín de destituciones de entrenadores, acusaciones de compra de partidos... Su objetivo, acceder a la élite. Ya el año pasado, el equipo quedó a las puertas de la promoción, pero se dio a conocer a escala nacional al eliminar en la Copa a Sevilla y Málaga. ¿Será capaz el Castellón de ponerle freno?