No le crece la nariz ni acabará convertido en carne y hueso como le sucedió al famoso personaje literario, pero, por lo demás, es igual que Pinocho.

Uno de los últimos vestigios que quedan del viejo Castalia es un muñeco de madera que Fernando Toledo rescató no de las fauces de la ballena, sino de la carcoma. Desde entonces, una de las imágenes curiosas del estadio albinegro, en los días de partido, es la de este aficionado con un muñeco de madera que tiene la inscripción Afición de 1ª, que su propietario sostiene en alto mientras hace agitar graciosamente sus brazos, que nunca se cansan de celebrar los goles del Castellón.

En los últimos 30 años, este artefacto de madera, que se resiste al paso del tiempo, ha estado presentes en todos los ascensos del conjunto albinegro. Ahora, después de unos años (demasiados) de sequía, está listo para festejar otro éxito. "Empezaba a pensar que tendría que guardarlo para siempre en mi casa, porque últimamente no había demasiadas alegrías", comenta Toledo, que el pasado viernes, pese a no poder viajar a Barakaldo, quiso despedir a la caravana albinegra. Les trasladó, además, los mejores deseos de Pinocho, cuya figura volverá a ondear mañana en el horizonte de Castalia, a la espera de poder pasear, el día 29, por la plaza Mayor.