El Manuel Ruiz de Lopera se ha convertido en un campo maldito para el Real Betis, que esta temporada sólo ha sido capaz de ganar un partido como local y, además, de milagro. El conjunto dirigido por Víctor Fernández está muy lejos de dar la talla y, su propio feudo, se ha convertido en una bicoca para todos los visitantes.

Son ya 8 los partidos disputados en casa y lo único que se puede rescatar es una pírrica victoria ante el Albacete. Para encontrar unas cifras tan deplorables del Betis como local en un arranque de temporada hay que remontarse a la 90-91, en la que en los 8 primeros partidos jugados en su campo, no fue capaz de ganar ni uno solo, y tuvo que esperar al noveno para vencer al Athletic en el último de la primera vuelta.

Ese pésimo inicio como local le terminó costando caro porque luego no supo salir de una dinámica tan negativa y acabó la temporada como farolillo rojo de Primera y condenado al descenso a Segunda División.

Ya es curioso que, en la temporada en la que más delanteros ha fichado Lopera (Palermo, Tote y Alfonso), los puntas estén mas negados que nunca de cara a la portería rival, aunque el juego del equipo tampoco es que sea capaz de generar demasiadas ocasiones.

La sequía y la falta de acierto es alarmante, hasta tal punto que Martín Palermo y Tote, con un gol cada uno, han sido los únicos delanteros béticos capaces de anotar en el Ruiz de Lopera. Difícil tesitura para Víctor Fernández y los suyos, cuyas cifras, de seguir así, son toda una invitación para ponerse en lo peor. Ahora, sólo hace falta que el Villarreal aproveche esta debilidad.