España volvió a tropezar con la piedra de Brasil en una final del Campeonato del Mundo y perdió después de jugar prácticamente todo el encuentro con un hombre menos, resistir y fallar ocasiones para adelantarse. Al final, cayó con honor a falta de cuatro minutos, con un gol de Fernandinho de cabeza.

Nunca antes había quedado una final tan condicionada por una acción como en este encuentro. No se habían cumplido ni cuatro minutos cuando el italiano Roberto Rosetti expulsó al central español Melli.

LA EXPULSÓN DE MELLI Si bien es cierto que agarró al delantero brasileño, no lo es menos que el jugador sudamericano estaba a más de 35 metros de la portería española y que el guardameta Riesgo había iniciado la salida con todas las opciones para llevarse el balón.

Sin embargo, el árbitro italiano no tuvo piedad y dejó a España con uno menos. A la selección de Armando Ufarte no le quedaba otra que recurrir a la heroica y tocar en retirada. Así lo hizo en la primera mitad.

Si tu rival te supera en calidad y en número, lo mejor es prepararle una guerra de guerrillas a la espera de tu oportunidad. Brasil fallaba sus ocasiones (Daniel Alves y Adailton se toparon con el larguero) y España, tras la reanudación, se estiró más.

El resultado pudo ser diferente si el colegiado no hubiese anulado un gol del llanero solitario Sergio García, por falta previa.

A falta de tres minutos para el final, y con la selección española derramando sangre, sudor y lágrimas, llegó el mazazo en forma de gol de Fernandinho. Brasil redondeaba su supremacía en el fútbol mundial.