Riquelme y Aimar forman una sociedad fantástica. Tenerlos juntos es el sueño de todo entrenador. No tienen secretos entre ellos". Son palabras de José Pékerman, técnico de las selecciones inferiores de Argentina y por el que han pasado buena parte de los últimos astros del país sudamericano. Mestalla volverá a reunirlos este domingo, aunque, una vez más, con equipos diferentes.

Y es que, salvando las distancias, Riquelme y Aimar volverán a reeditar el clásico que protagonizaban en Argentina, en los Boca Juniors-River Plate, que ambos lideraban. Ya han pasado varios años desde entonces. El primero en emigrar fue Pablo, quien llegó a España en enero del 2001. Román tardó un poco más y lo hizo en el verano del 2002. Valencia y Barcelona fueron sus destinos.

UNA ADMIRACIÓN MÚTUA A pesar de la eterna rivalidad que ha marcado sus carreras, entre ambos existe una notable amistad, cimentada en su convivencia con la albiceleste. De hecho, ninguno de los dos ha ocultado la admiración que siente hacia el otro. "Riquelme, Zidane y Valerón son mis referentes", aseguró hace un par de meses un Aimar que nunca llegó a entender el ostracismo en el que vivía Román en el Barcelona.

El domingo, por fin, ambos tienen la oportunidad de reencontrarse sobre un terreno de juego en idénticas condiciones. Y es que la temporada pasada apenas pudieron coincidir durante unos minutos en los Barcelona-Valencia. En el Nou Camp lo hicieron durante 20 minutos, ya que Riquelme fue suplente y entró en el minuto 37 por Rochemback. En Mestalla, únicamente compartieron 11 minutos debido a que Román entró en el 79 por Overmars.

SON LOS DOS LÍDERES Sin embargo, y salvo contratiempo de última hora (Riquelme debe reincorporarse al trabajo el viernes), el domingo podrán verse las caras desde el primer minuto. Y es que Román ha recuperado en el Villarreal esa condición de líder que perdió en el Barcelona. Riquelme mueve al Submarino y Pablo hace lo propio con un Valencia del que es el líder.

Por ese motivo, y más allá de la amistad que les une, Mestalla podrá disfrutar de un Valencia-Villarreal que, este año más que nunca, tendrá el aroma de un Boca Juniors-River Plate.