El Real Madrid superó su primera reválida importante de la temporada en la Champions, la competición en la que ha cimentado su prestigio, y lo hizo con una trabajada victoria ante el Bayern que le clasifica para los cuartos. El equipo blanco contrarrestó las ausencias de Ronaldo y Roberto Carlos y la rémora del maltrecho tobillo izquierdo de Raúl con trabajo colectivo, concentración, orgullo... y un gol de Zidane.

Le sirvió de mucho el ambiente de un estadio abarrotado por cerca de 80.000 aficionados ansiosos de ver doblar la rodilla al poderoso enemigo alemán.

UN RIVAL IMPOTENTE Mantener su portería a cero le bastaba el Real Madrid para seguir adelante y esta vez, como dictaba la lógica, no se lanzó a un ataque desenfrenado cuando el árbitro pito el inicio del duelo. Le tocaba arriesgar más al Bayern. Pero el equipo de Ottmar Hitzfeld no lo hizo y mostró las carencias que le tienen sumido en una crisis importante desde el comienzo de temporada.

El Real Madrid, sin hacer un juego brillante, marcó el ritmo, bien conducido por Guti, y con Zidane deleitando a la afición blanca con un repertorio inacabable de controles imposibles. El francés, que jugó más adelantado que nunca, como segundo delantero por detrás de Raúl, marcó el único gol del encuentro, fusilando a Kahn tras un pase de cabeza de Míchel Salgado, que sacó oro de una jugada que parecía intrascendente.

El conjunto alemán despertó al filo del descanso, pero Ze Roberto y Makaay se toparon con Iker Casillas. Y cuando éste falló, apareció Mícchel Salgado para salvar bajo palos.

El Bayern salió a morder en la segunda parte, pero no encontró la manera de romper la muralla madridista. Mientras, el Madrid perdonaba la sentencia. Zidane, Beckham, Solari y, sobre todo Guti y Raúl, ya en la recta final, pudieron incrementar la renta en un choque que acabó con una monumental tangana.