Menos mal que estamos en plenas fiestas de la Magdalena y entre los toros, el mesón, la bodeguilla y alguna visita a las collas, esta semana pasará volando, casi sin enterarnos. Será la mejor terapia para superar una jornada deportiva nefasta, muy negra.

Primero fue el Castellón. La crisis es absoluta. Seis jornadas sin ganar lo dicen todo. Oltra se ha atascado con los suyos y mucho tendrán que cambiar las cosas para asegurar la disputa de la fase de promoción y, lo que es más importante, llegar a la misma con alguna opción de alcanzar el ascenso.

No sé si al equipo le hace falta un psicólogo, pero en las últimas semanas están tan desconocidos que a estas alturas nadie da un duro por el Castellón. Oltra y Fernando, padres de esta plantilla y sus refuerzos de invierno, sabrán como superar la profunda depresión que se vive en el vestuario albinegro. Algo hay que cambiar de inmediato porque las prisas de última hora nunca fueron convenientes.

Después llegó otra decepción del Playas. Han pasado muchos jugadores, grandes figuras, estrellas del fútbol sala, bastantes entrenadores, pero siempre a la hora de la verdad, bofetón que te crió. El Playas ha cubierto un ciclo y un amigo mío insistía anoche que Poyatos tiene su futuro en Castalia.

Y para rematar la triste faena, derrota y pobrísima imagen del Villarreal en Pamplona. Ni Floro ni Paquito, demasiado galáctico chupando del bolsillo de Fernando Roig. Por lo menos, que no se paseen el próximo jueves por el Olímpico de Roma. Veremos.