El abuelo de la Liga española alineó el equipo con una media de edad más baja de Primera División. Paquito echó mano de los niños y éstos le respondieron con una gran actuación personal, tirando del carro de un Villarreal que andaba muy quemado y muy justo de fuerzas en la Liga. Verza, Pedro Martí, Santi Cazorla y Arzo, bien secundados por veteranos como Anderson, Quique Álvarez o Arruabarrena, suplieron con sobresaliente las numerosas bajas que presentaba ayer el Submarino y sumaron un punto con sabor a victoria ante el Atlético de Madrid.

Paquito tuvo que hacer debutar deprisa y corriendo a Marcos Senna, tras 14 meses sin disputar un partido oficial y dos intervenciones quirúrgicas muy delicadas en la rodilla, echar mano de un prometedor futbolista de 17 años, y dar la titularidad a Víctor Fernández y Guayre, ambos ausentes de los últimos onces, para completar una formación que hiciera frente al Atlético de Madrid. No había más. Hacer un once con seis bajas (Belletti, Román, Battaglia, José Mari, Venta y Josico) en una plantilla que hasta la recuperación de Senna y Calleja era de sólo 17 jugadores, se convertía en una labor de ingeniería futbolística.

PAQUITO LE ECHÓ VALOR

Paquito, no obstante, le echó valor y se la jugó. En contra del técnico asturiano también estaba el mal estado del campo, con muchos charcos por la persistente lluvía caída en los últimos días en Vila-real. No le influyó lo más minímo en su decisión y construyó un centro del campo plagado de jugadores caracterizados por su calidad más que por su trabajo. La movilidad y la permuta de bandas de Guayre y Víctor fue otra novedad que puso en marcha el técnico amarillo, retocando su 4-2-3-1 habitual y convirtiéndolo en algo parecido a un 4-3-2-1, con Sonny Anderson como delantero centro.

El Atlético avasalló al Villarreal en los primeros compases. Los rojiblancos se aprovecharon de que a los amarillos les costó un buen rato acomodarse sobre el campo, quizás por las numerosas novedades. Fernando Torres estrelló un balón en el palo y desestabilizó a la defensa amarilla. El Niño hizo diabluras. Pero los niños del Villarreal no se vinieron abajo, ni mucho menos. Verza, con un descaro impropio de un debutante, formó una buena pareja con Senna en la primera parte. Para diabluras, las de Anderson. El Ronaldo amarillo, en combinación con Víctor, también mandó un balón al poste al filo de la media hora.

Si Paquito no tenía bastantes problemas, Guayre se lesionó después de un potente tiro a puerta. Y Paquito echó mano de otro niño: Santi Cazorla. El asturiano no le defraudó y se lo agradeció con varias asistencias a lo Laudrup.

La mejor virtud del Submarino fue su frescura y también su vehemencia juvenil. Cazorla, Verza y Pedro Martí, liderados por el veterano Anderson, le perdieron el respeto al Atlético y le tutearon siempre. La consecuencia directa se tradujo en un fútbol abierto y sin cadenas, agradable para la grada.

El Villarreal dispuso de más oportunidades para romper el empate a cero inicial que el Atlético en la segunda mitad. A Anderson se le resistió el gol a pesar de que lo buscó con empeño. Aragoneses lo evitó de forma felina en una ocasión, mientras que el balón se marchó por encima del larguero en otro remate acrobático del brasileño. Hasta Arzo tuvo su opción en un cabezazo con muy buenas intenciones que detuvo el meta del Atlético. Hubiera sido un magnífico broche al partidazo de los niños.