Sergio Ballesteros se ha convertido en las últimas semanas en el olvidado de Paquito. El central de Burjassot, titular indiscutible durante toda la temporada, no ha participado ni un solo minuto en los tres últimos partidos del Villarreal: ante Osasuna y Atlético de Madrid en Liga, y contra el Roma en el Olímpico, en la vuelta de los octavos de final de la Copa de la UEFA. Y es que Paquito, en su nueva etapa como técnico amarillo, ha decidido decantarse por la pareja formada por Quique Álvarez y Coloccini para formar en el centro de la zaga.

Ballesteros no entiende esta decisión, aunque por su cabeza no pasa pedirle explicaciones a Paquito: "¿Sorprenderme? Ni sí ni no. El técnico está eligiendo a otros y ahora estoy en el banquillo. No me ha dicho nada ni tampoco quiero que lo haga porque él debe tomar las decisiones sin consultar a nadie". No obstante, Sergio insiste en que, hasta la llegada del técnico asturiano, no lo estaba haciendo nada mal. "Me siento orgulloso de lo que he hecho hasta ahora porque creo que he estado a un gran nivel, pero jugar no depende de mí", reconoce el valenciano.

TITULAR ANTE EL BAR‡A Precisamente, el sábado puede regresar al once amarillo ante el Barcelona. La baja por sanción de Quique Álvarez le convierte en el primero en la lista para suplirle en la zaga amarilla. Él, sin embargo, prefiere mostrarse más cauto. "No sé si volveré en el Camp Nou. Eso es algo que depende del entrenador", subraya Ballesteros, que arrastra una lumbalgia de la que confía en recuperarse a tiempo para estar a disposición del técnico del Submarino.

Si finalmente Paquito se decanta por él, al de Burjassot le tocará la difícil misión de tener que parar la magia de Ronaldinho. Sergio tiene su particular fórmula para controlar al brasileño: "Es el jugador que lleva la batuta del Bar§a. Detenerle debe ser una labor de todo el equipo porque hay que estar muy centrados". De lo que sí está seguro el central amarillo es del nuevo Bar§a que se encontrará el Submarino en el Camp Nou. "En el Madrigal no nos creó casi apuros, pero ahora están con la moral por las nubes y sólo miran para arriba", concluye Ballesteros.