Apagados los ecos de la negligente actuación de Quintana Mendiola en A Malata, y con el partido de vuelta ante el Racing de Ferrol a sólo tres días, cabe poner la atención sobre los errores que, cuestiones arbitrales aparte, han provocado la situación límite en la que se encuentra el Castellón, después de sólo dos partido de liguilla disputados.

El principal problema en el que los albinegros han incurrido, ante el Atlético de Madrid B y el Racing de Ferrol, ha sido que han estado durante muchos minutos a merced del rival. Sucedió contra el filial rojiblanco y también en A Malata, con la diferencia de que, la primera vez, la reacción bastó para, cuanto menos, sumar un punto.

Por ellos, los futbolistas han recordado durante los últimos días la necesidad de salir con otra actitud desde el inicio del encuentro, para no esperar a estar contra las cuerdas para tratar de remontar el vuelo.

MAYOR RIQUEZA El caso es que el Castellón ha sido un equipo limitado en cuanto a sus recursos ofensivos. Ha apelado al juego directo y frontal con excesiva frecuencia, obviando el juego de triangulaciones y las penetraciones por banda. Por si fuera poco, y aun reconociendo que el 1-1 momentáneo del Castellón en Ferrol vino como consecuencia de una acción a balón parado, tampoco los albinegros han explotado este aspecto del juego tan fundamental en la categoría. Por otro lado, encajó el 0-1 con el conjunto colchonero y el 1-0, el pasado domingo, a la salida de un saque de esquina y una falta lateral, respectivamente.

En definitiva, que la lección, sobre el papel, ya está aprendida. Ahora sólo falta que los jugadores la lleven a la práctica el domingo en Castalia, a partir de las 20.00 horas.