De la euforia del partido contra el Figueres por haberse clasificado de nuevo para la liguilla de ascenso, al jarro de agua fría por sólo haber sacado un punto en los dos primeros partidos de la fase de ascenso... y de ahí, de nuevo a la alegría desmesurada. El albinegrismo es un estado de ánimo que cambia vertiginosamente dependiendo del resultado del último domingo. Y como el de anteayer fue bueno, la afición pero, sobre todo, jugadores y cuerpo técnico creen que ganando los tres partidos que restan, el Castellón estará seguro en Segunda A. Atrás quedó una semana tormentosa.

"Si somos capaces de ganar los tres partidos, el que subirá será el Castellón". Así lo dijo Oltra en la rueda de prensa posterior al partido y así lo refrendó ayer. Y es que el talante del entrenador es el fiel reflejo del sentir del vestuario, que asegura depender de... sí mismo.

La afirmación está hecha siendo consciente de la situación de inferioridad. El Castellón está a dos puntos más el goal average perdido en relación al Ferrol, al que ya no ha de enfrentarse. Pero como no hay ningún equipo que esté descolgado, piensa que o bien el Sevilla B este domingo; bien el Atlético B en los dos últimos, le echará un cable. Por descontado que los albinegros creen que serán capaces de vencer a domicilio al que ha sido el mejor equipo de 2ª B en la liga regular, así como dos veces al guerrillero filial hispalense.

Sin embargo, la tesitura está amparada también en la estadística, pues los 13 puntos a los que aspira llegar el Castellón, le dan el pasaporte para la categoría de plata en un porcentaje superior al 80 por ciento.

Después de los momentos de tensión vividos con un reducido grupo de seguidores a la salida de futbolistas, entrenadores y consejeros de A Malata, también había que contentar a toda la afición, entregada en todo momento a sus colores en cuanto vio la predisposición y la lucha de los futbolistas. Después de que la afluencia de público se resintiera, seguro que el resultado y la imagen habrán reenganchado a más de uno. Y la primera oportunidad que tiene para caminar de la mano del equipo, es acompañar a éste al encuentro en casa del Atlético B.

Después de estar toda la temporada a expensas del número de sancionados pero, sobre todo, de lesionados, la enfermería del Castellón por fin está vacía, lo que conlleva una unos beneficios incalculable. Por ejemplo, que Oltra pueda probar a diferentes laterales izquierdos, después de que Palacios y Verdú no le hayan convencido.

En cambio, ahora son los rivales los que llegan con varias bajas: lo hizo el Racing de Ferrol (David Franch, Fabiano y Pepelu) y lo hará el Atlético B (Rodolfo, Romero y Domingo).

Oliva, Marcos, Eloy..., pilares fundamentales de este equipo, han llegado en buena forma a la recta final de la temporada.

Otro factor que juega en favor del C. D. Castellón y, en realidad, del juego limpio, es el hecho de que todos los partidos que restan serán simultáneos. A propuesta de la Comisión de Clubs de la Segunda División B, los horarios de las tres últimas jornadas de la liguilla estarán unificados, siempre en el caso de que un resultado afecte a la lucha por el ascenso.

Así, la cuarta jornada, la del próximo fin de semana, arrancará a las 19.00 horas del domingo con el Atlético B-Castellón y el Racing de Ferrol-Sevilla B; el domingo 20, a las 18.00 horas, Sevilla B-Castellón y Ferrol-Atlético B; y el día 27, a las seis de la tarde también, Castellón-Sevilla B y Atlético B-Ferrol.

De este modo, se evitarán la picaresca y los acontecimientos como los que ocurrieron la pasada promoción de ascenso en la cuarta jornada, cuando el Ciudad de Murcia tuvo dos días de maniobra para preparar, tanto en el césped como en los despachos, su partido en Pontevedra, después de que el Castellón hubiera vencido en Barakaldo.

Tal vez no fue el mejor momento ni la mejor manera, pero Toni Bonet lanzó, el pasado lunes, un órdago a la plantilla albinegra con unas declaraciones en las que ponía en duda la validez y la capacidad de la plantilla. Los futbolistas decidieron contestarle en el terreno de juego y a fe que lo hicieron, pues brindaron, al presidente y a la grada, una demostración de garra y entrega como la que hacía tiempo que no se veía por estos lares, remontándose a esos años 40 o 50, cuando la raza era una de las cualidades más reconocidas y valoradas de un futbolista.

Si el fin justifica los medios, las críticas de Bonet y la consecuente contestación de la plantilla han producido el efecto deseado, ya que se ha cerrado una herida que ponía en peligro la consecución del éxito. Ahora, los jugadores disfrutarán de una semana normal, lejos de los nervios, la tensión y los dimes y diretes de la pasada, cuando los capitanes tuvieron que ejercer como apagafuegos.

Y de paso, la plantilla parece haberse dado cuenta de que para paliar y suplir sus carencias, no hay más que luchar a mil por hora y no dar ni un balón por perdido, tal como hicieron contra el Racing de Ferrol desde el primer minuto del partido.