Reconozco que la jornada ha acabado mejor de lo que empezó. Ha pasado un partido más, pero, pese a que el Castellón es ahora tercero, está un punto más cerca de su objetivo y obligado, igualmente, y ya sin margen de error, el doble duelo con el Sevilla B. Miren por dónde que hasta puede que sea mejor, entre comillas, haber empatado en Majadahonda que la victoria. De este modo, el filial colchonero no se ha descolgado definitivamente y, al menos para su primer enfrentamiento contra el Racing de Ferrol, tiene aspiraciones deportivas.

Después de conocer el resultado del sorteo de grupos, todo el mundo en convino en señalar que éste era el más grupo más igualado y duro de todos. Por una vez, los pronósticos se han cumplido, ya que yo nunca recuerdo, en este tipo de competiciones, que los cuatro equipos tengan opciones y estén tan juntos a dos jornadas del final.

El problema, para el Castellón, es que le cuesta Dios y ayuda ganar un partido de los denominados finales. En la liga regular, ya obtuvo pocos puntos contra los rivales directos y, ahora, está pasando más o menos lo mismo. Venció al Ferrol porque el equipo rayó a un nivel altísimo, casi inhumano, pero sólo por la mínima, aunque creó un sinfín de ocasiones. A fuerza de ser pesado, un partido más, los albinegros fueron víctimas de su inoperancia cara al gol. Marcos y Eloy trabajan casi tanto como un obrero en la obra, pero, para ellos, la portería es de hockey. Y el centro del campo no aporta en este sentido, ni tampoco el equipo le saca todo el jugo en el juego a balón parado. Así que todo queda a expensas de un milagro, un autogol o... ¡Dónde estaría este equipo con cinco o seis goles más en toda la temporada!

Al menos, la afición sigue soñando despierta con el ascenso y se prepara para tomar, el domingo, la Ciudad Deportiva del Sevilla.