Los castellonenses no esperan al verano para darse un chapuzón en agua dulce. Cada vez son más los habitantes de nuestra provincia que, periódica o eventualmente, se lanzan a la pileta. El número de usuarios de piscinas cubiertas, que en los últimos años han dejado de ofrecer un sólo vaso para convertirse en centros integrales de deporte (con gimnasios, yacuzi...), no para de crecer. Y parece que la tendencia se va a mantener en los próximos años. La fiebre por la natación no ha tocado techo.

Según una estimación realizada por Mediterráneo (a día de hoy no hay datos oficiales para el conjunto de la provincia) las piscinas atraen a entre 17.000 y 20.000 usuarios. Esta cifra puede oscilar en función de los nadadores eventuales, pero hay una conciencia generalizada de que nuestras comarcas soportarían un mayor número de este tipo de instalaciones. La demanda, a día de hoy, supera con creces la oferta. Tres datos que avalan esta teoría: en Vila-real y Burriana, por ejemplo, hay lista de espera; existen piscinas privadas que, dado que se mantienen, son rentables; y ya se prevé la construcción de cuatro nuevas instalaciones acuáticas.

RAZONES TERAPÉUTICAS Sin lugar a dudas, el consejo médico es uno de los principales culpables de este boom. Los beneficios para la salud (sobre todo en lo relativo a problemas de espalda) y en cuestión estética (nadar es el mejor ejercicio para perder peso) invitan a lanzarse al agua. Pero el ingenio de los gestores de las instalaciones intenta que el efecto reclamo sea cada vez mayor. ¿Cómo? Ofreciendo un mundo de servicios tanto dentro (cusos especializados, aquafitness...) como fuera del agua (gimnasios, spinning...). "El uso y la oferta han aumentado y es posible que cupieran más piscinas en la provincia", reconoce Cándido Carvajal, presidente de la Piscina Provincial, la última en ver la luz. ¿Y cuál es la receta del éxito? "Adaptarse a las necesidades del usuario, tanto en los servicios como en los horarios. Por ejemplo, mucha gente acude a las instalaciones los domingos", cuenta Carvajal.

FIDELIZACIÓN Uno de los vehículos más utilizados para asentar el número de asociados es el abono. Mediante éste, las empresas fidelizan a sus clientes. "Es la mejor forma de crear el hábito de acudir a la piscina, junto con una oferta variada", destaca Carvajal.

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