¿Por qué José Luis Oltra ha tomado, finalmente, una decisión tan dolorosa, también para él? ¿Por qué el compás de espera ha acabado convirtiéndose en un auténtico culebrón? El adiós del ya extécnico albinegro se ha producido de una forma poco idónea. Así, el ideólogo del equipo de los récords se va por la puerta de atrás y sin lograr su reto del ascenso, después de dos intentos fallidos en la liguilla.

Cronología

Pese a que la rumorología ya desvelaba el supuesto interés del Levante B por José Luis Oltra, lo cierto es que el técnico valenciano no se reunió con representantes del club granota hasta el jueves de la semana pasada. Fue entonces cuando el entrenador mostró sus pretensiones, tanto económicas como deportivas, que, en un principio, el Levante B no estaba dispuesto a satisfacer. Y mientras la entidad albinegra no movía ficha, Pedro Villarroel, el mandamás del Levante, iba incrementando paulatinamente su oferta.

Hasta que en la madrugada del pasado martes al miércoles, Oltra daba el al Levante. Así se lo comunicó al presidente del Castellón, Juan Carlos Fabregat, en la comida que compartieron el miércoles. Oltra venía para despedirse, pero el Consejo albinegro apostó por Oltra y realizó una contraoferta que le tocó la fibra. El entrenador, después de hablar con su familia y de consultar a gente de fútbol, pasó una noche en vela que amaneció con la decisión de irse. Ayer comunicaba su adiós, telefónicamente, a los estamentos de la entidad albinegra.

Los porqués

La oferta del Levante era tentadora. Y no sólo en el aspecto económico (la última propuesta del Castellón se aproximaba a la granota), sino en lo deportivo. En primer lugar porque el Levante B le ofrece dos años (a Oltra le restaba un año de contrato en La Plana), pero, sobre todo, por la oportunidad de poder entrenar a un Primera en el caso de que Bernd Schuster no tenga suerte en el regreso del Levante a la máxima categoría. No es éste un aspecto que vaya a aparecer en el contrato, pero sí una posibilidad que se le podría presentar a Oltra.

Al final, en la balanza del técnico pesó más la ilusión por el nuevo proyecto que el reto de dejar al Castellón en 2ª A, una espina en el adiós de Oltra.