En Atenas ya temen al Big Brother. El gran hermano, que todo lo ve, se está instalando en la vida cotidiana de los ciudadanos, que no están dispuestos a soportar más incomodidades de las necesarias para acoger los JJOO. La instalación de más de un millar de cámaras --que empezaron a funcionar el pasado día 1-- para controlar calles, avenidas y zonas públicas de la ciudad, junto con la próxima utilización de un dirigible, equipado con cámaras de alta resolución, que controlará desde el cielo todos los movimientos, ha desatado las críticas.

Miedo al abuso

"El Big Brother, tituló el pasado lunes el diario ateniense Ta Nea. La reacción de los partidos de izquierda y extrema izquierda, así como del principal sindicato de trabajadores, el GSEE, no se hizo esperar. En un comunicado, el sindicato se apresuró a exigir el martes al Gobierno y a los responsables de las seguridad de los Juegos que garantizaran que no se producirá ningún "abuso" en la utilización de estos medios electrónicos. Asimismo, reclamó que todo el dispositivo sea desmantelado inmediatamente después de los Juegos.

Diversas organizaciones ciudadanas no han cesado de denunciar en los últimos meses una "histeria" sobre la seguridad que puede llegar a atentar contra las libertades individuales. Amnistía Internacional se declaró "inquieta" por esta escalada en las medidas. Grecia ha hecho de la seguridad una prioridad, invirtiendo en ella 1.200 millones de euros (200.000 millones de pesetas, cinco veces más que en Sidney-00), y ha movilizado a 70.000 personas.

Afortunadamente para los detractores de tanto despliegue, la utilización del zepelín dependerá del viento. El dirigible puede dar imágenes muy precisas desde más de 3.000 metros de altura y está equipado, además, con detectores contra ataques químicos, pero no puede volar con vientos superiores a fuerza 5, muy habituales en verano.