Merece una medalla olímpica. Los dioses del Partenón se la deben. La justicia divina (si existe) tiene que acordarse de ella. Son tantos los boletos que ha comprado ya... Aliuska López afrontará en Atenas su cuarta participación en unos Juegos Olímpicos, cifra sólo al alcance de los elegidos. Lejos queda ya aquel debut, en Barcelona 92, cuando tenía 22 años. Se metió en la final de 100 metros vallas (fue 6ª, con 12.87) y ahí comenzó a convertirse en realidad el sueño de la por aquellos entonces atleta cubana.

Ahora, con el pasaporte español en sus manos, con un nuevo estado al que defender, pero con la misma ilusión y humildad que en los inicios, se prepara para su última gran cita. "Todavía no sé si seguiré corriendo o no el próximo año", cuenta la estrella más deslumbrante del J´Hayber-Playas de Castellón.

UNA FINAL ´ASEGURADA´ Cara a la cita de los Juegos con la cultura que los ideó hace varias centurias, Aliuska sólo se marca un reto: "Estar en la final". "¿Opciones de medalla? De momento me conformo con meterme en la final. Una vez allí... ya veremos qué pasa", insiste.

En este sentido, la historia juega a su favor. En sus tres presencias anteriores en los JJOO sólo ha fallado a un corte: fue en Atlanta-96 cuando, pese a lograr su mejor marca olímpica (12.70), se quedó en semifinales. Y es que Aliuska es, ante todo, fiable. Su enorme competitividad le llevó a proclamarse la mejor del planeta en Barcelona, en el Mundial bajo techo de 1995. Se crece ate la presión que atenaza a muchos otros... nunca a ella.

PRINCIPIO Y FIN Además, la cita del próximo verano tendrá para Aliuska un sabor especial. "Será mi despedida de unos Juegos y quiero hacerlo bien, precisamente, en el mismo lugar en el que debuté en una gran competición internacional". En Atenas, en 1986, con 17 años, logró la medalla de plata en el Mundial júnior. Ahora la ilusión es la misma y sólo espera poder cerrar con otro metal su exitosa carrera... por si acaso dice adiós.