A excepción de Quintanal, España sigue sin entonarse. En tres días, ya se le ha mojado mucha pólvora, por lo que los nervios afloran en la guarnición. Algunos de los cartuchos que prometían estallar con fuerza, han resultado ser de fogeo. Los deportistas españoles ya han quemado mucha munición y cada vez va quedando menos de repuesto. No es de extrañar, pues, que las dudas asalten a los dirigentes españoles. "He notado cierta ansiedad por las medallas", confesó ayer el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, quien asegura tener bajo llave, en el Consejo Superior de Deportes, las previsiones reales del equipo. Seguro que en ellas no figuraban los tropiezos que ha habido hasta el momento, como tampoco estaba la plata de ayer.