Manuel Martínez acabó la final con la idea de que podía haber ganado. "Tengo la sensación de que pude ser campeón olímpico y que no supe aprovechar la oportunidad, porque las marcas no eran inaccesibles", declaró el atleta leonés, condenado otra vez al puesto más amargo, el que define como "la medalla de chocolate".

El capitán español lamentó el nulo del último intento. "Un campeón no puede desaprovechar un último lanzamiento", dijo. "Me queda una sensación de tristeza porque he visto la medalla de oro a mi alcance y lo he dejado escapar. No me puedo acostumbrar a ser cuarto, aunque sea un experto en terminar en ese puesto", insistió el gigantón. Por último, Supermán destacó su primer lanzamiento (20,70 metros), que, a su juicio fue "buenísimo de fuerza", pero añadió que se le escapó un poco "el gesto técnico".