Después de un merecido descanso dominical, España retomó con furia la senda de las medallas en el inicio de la última semana de Juegos. Gervasio Deferr, el gimnasta atípico, amante del break dance y, a veces, de algunos saltos al vacío, logró la primera medalla de oro para la delegación española con dos vuelos espectaculares que no hicieron más que confirmar que su título olímpico de hace cuatro años en Sydney no fue una casualidad. El oro en salto del catalán relanzó la expectativas de un equipo español que ya ha igualado los números de los JJJOO del 2000 y que va camino de equipararse a los de Atlanta-96.

La jornada fue redonda. Deferr la capitaneó, pero no fue el único triunfador. A su rebufo, una menuda madrileña de 16 años, Patricia Moreno, también dio un salto de enorme calidad. En su ficha de gimnasta, todos los guarismos son pequeños. Tiene muy pocos años, mide muy poco (1,45 metros) y pasa por ser la deportista más liviana de los Juegos (34 kilos). Pero ayer voló a lo grande sobre el tapiz de suelo y arañó un bronce inesperado. Se añadió al segundo del ciclista en pista Sergi Escobar, en esta ocasión con el equipo de persecución, que elevó a 10 las medallas logradas ya por España.

ONCE MEDALLAS Pero, en realidad, hay que contabilizar ya 11 medallas, las mismas que las logradas en total en Sydney. Y eso porque la pareja de voley playa formada por Javier Bosma y Pablo Herrera se aseguró el pase a la final al derrotar a los australianos Prosser y Williams en dos sets. Muchos saltos ha tenido que dar Bosma, como Deferr (el tercer bicampeón olímpico español, después de los regatistas Luis Doreste y Theresa Zabell), para llegar a su primera final en sus terceros Juegos y hacerlo, además, sin perder un solo partido en todo el torneo.

La virtud de ayer, además de los puestos de podio, fue acumular un gran número de nuevas opciones de medalla. La tripulación de la clase 49er de vela, Iker Martínez y Xabier Fernández, puede proclamarse hoy mismo campeona olímpica, con lo que le daría la segunda medalla de oro al equipo español. Beatriz Ferrer-Salat, ya plata en equipo en doma clásica, pasó a la final de mañana con la tercera mejor puntuación, mientras que, en piragüismo, David Cal (C-1 1.000 metros) y el equipo femenino de K-4 500 metros clasificaron directamente a la final.

CRUCES COMPLICADOS Incluso la selección de waterpolo, que estaba prácticamente desahuciada, logró meterse en cuartos de final al combinar su victoria sobre Egipto (12-4) con la derrota de Italia ante Grecia. El cruce que le toca, sin embargo, no es esperanzador. Le espera Serbia y Montenegro. Ahí deberá dar un salto de calidad, como el de Gervi, para entrar en la lucha por las medallas, como también deberán hacerlo el resto de selecciones clasificadas.

Al balonmano español le espera hoy la dificilísima Alemania; mañana, al hockey, la campeona mundial Australia en semifinales; y al baloncesto de Gasol, el antes temible dream team. Serán cruces delicados que, de superarse, catapultarán sin duda a la delegación española hacia las 17 medallas de Atlanta, el próximo objetivo una vez dejado atrás el recuerdo de Sydney.