El Hammarby sueco. Ése será el primer escollo que deberá superar el Villarreal en su segunda aventura en la Copa de la UEFA. Sin duda, un rival asequible (de los 80 participantes en esta primera ronda, es el 72° con mejor coeficiente) para un Submarino que no debería tener muchos problemas para meterse en la siguiente liguilla.

No obstante, el rival amarillo se hizo esperar y mucho. De hecho, la del Villarreal fue la última bola en salir en el bombo del sorteo que se celebró ayer en Mónaco. Y fue el Hammarby, el único que quedaba, el afortunado con tener que medirse al Submarino en esta primera ronda.

Además, todo se puso a favor de la entidad presidida por Fernando Roig, ya que, aunque en principio el orden de los partidos establecía que la ida se jugaría en el Madrigal y la vuelta en Suecia, dicho orden se alteró tras el sorteo. El motivo es que Hammarby y Djurgarden, ambos de Estocolmo, coincidían en casa y eso les obligaba a uno de ellos a cambiar el orden de su eliminatoria.

TODO UN DESCONOCIDO "Parece que no es de primera línea, aunque nuestro único objetivo es poder pasar para meternos en la liguilla", aseguró Fernando Roig, que estuvo presente en el sorteo, al que acudió acompañado por su hijo.

Y es que el presidente amarillo no podía ocultar su satisfacción por el emparejamiento: "Ha sido un buen sorteo porque, además, siempre es mejor poder jugarte la clasificación en casa". Sólo había un pero para el máximo dirigente amarillo: "La única pega es el largo viaje".

OTRO NOVATO EN EUROPA La experiencia europea del Hammarby tampoco es muy superior a la del Villarreal. De hecho, sólo ha participado en la Copa de la UEFA en dos ocasiones, con ocho partidos disputados y un balance de seis victorias, un empate y una derrota, sin poder superar nunca los octavos de final. A eso se suma la disputa de la fase previa de la Champions en la 02-03, en la que cayó derrotado frente al Partizán de Belgrado.

Ahora, se medirá con el Villarreal en una eliminatoria que se disputará los próximos 16 y 30 de septiembre y en la que los amarillos deben certificar su pase a la siguiente ronda.