Ni la victoria de Moyá, ni la ausencia de Ferrero, ni las 27.000 almas que llevaron en volandas a España... Todo ello quedó eclipsado por un joven mallorquín de 18 años. Se llama Rafa Nadal y, gracias a él, España acaricia su segunda Copa Davis. "Está demostrando lo que vale. Nos está dando una lección de lo que es en la Copa Davis con solo 18 añitos", señalaba Jordi Arrese, el capitán español.

Tan feliz por su victoria ante Roddick (la principal baza estadounidense) como exhausto, tras 3 horas y 38 minutos de partido, el de Manacor apuntó: "Lo más importante es que vamos 2-0, porque aquí ganamos todos si yo gano, y si pierdo, también pierden tres más".

DESDE LAS ISALAS La conexión mallorquina dejó ayer a España a un solo paso de su segunda Ensaladera. Moyá superó un mal arranque y barrió a Mardy Fish en poco menos de dos horas (6-4, 6-2 y 6-3). Después llegó el recital de Rafa Nadal, el tenista español con mejor estrella del momento, ante Andy Roddick, el bombardero yankee. Su victoria, por 6-7 (8-6), 6-2, 7-6 (8-6), fue muy trabajada. Acabó con calambres.

La decisión (valiente y polémica) de sustituir a Juan Carlos Ferrero por el jovencísimo manacorí ha surtido efecto, como una bomba, en la estrategia del conjunto que capitanea Patrick McEnroe, quien ahora medita si colocar a Fish en vez de al sólido Vincent Spadea fue acertada.

BUEN COMIENZO Moyá, el hombre que ha puesto la ilusión de su vida en esta final, no falló en el crucial primer partido, pese a comenzar con una desventaja de 3-0. Pero el excampeón de Roland Garros rompió seis veces consecutivas el servicio de Fish. Duelo finiquitado. 1-0.

Nadal, con mucho que ganar y nada que perder, se impuso en un partido trepidante a Roddick (pese a sus misiles de 230 kms/h) como a él le gusta: con garra, con pundonor, haciendo piruetas en el aire con el puño en alto, disfrutando y a punto de convertirse en el más joven ganador de la Davis. "Me enfrenté a alguien demasiado bueno, con el que me di de bruces. No pude hacer nada", dijo el estadounidense.

España tiene tres oportunidades (el doble de hoy y los individuales de mañana) para brindar el mejor regalo a Nadal.