A pesar de la gélida temperatura y de la fina lluvia que caía en la tarde de ayer sobre la provincia, más de 200 aficionados blancos no quisieron perderse la llegada del Real Madrid al hotel Vila-real Palace. Desde una hora antes del desembarco de la plantilla blanca, decenas y decenas de seguidores aguardaban ya para poder ver en persona a sus ídolos. Ataviados con bufandas, camisetas y todo tipo de prendas del conjunto blanco, todos los madridistas esperaron con máxima expectación que los jugadores completaran el trayecto desde el aeropuerto valenciano de Manises, donde aterrizaron a las 18.45 horas, hasta La Plana.

Y la llegada de los cracks blancos no decepcionó. Desde los galácticos Ronaldo, Owen o Raúl, a los poco reconocidos Arbeloa o Javi García, pasando por Morientes, Míchel Salgado o Celades, de la clase media, uno a uno fueron bajando del autocar los pupilos de García Remón. Con más o menos prisa, todos hicieron algún guiño o saludo a los hinchas que les reclamaban.

Sin embargo, y aunque la mayoría de los superclases del Real Madrid fueron muy aclamados, el que más gritos despertó y el más ovacionado fue, sin duda, David Beckham. El centrocampista inglés desató la locura de las fans que lo esperaban y él no defraudó con un saludo que supieron agradecer sus admiradoras en forma de gritos, lloros y abrazos entre ellas.

PREMIO PARA SOLARI El último en bajar del autobús madridista, Santiago Hernán Solari, también fue, con diferencia, de los más coreados. Pese a que no es un habitual titular, su carisma y buen rendimiento en las ocasiones de las que dispone le han hecho ganarse el aprecio de los seguidores.

Una vez dentro del hotel, los jugadores se dirigieron rápidamente a sus habitaciones, aunque en el hall hubo una puntual aglomeración, debido a que parte de los invitados a una convite en el Vila-real Palace salieron a la caza del autógrafo y de la foto con los jugadores del Real Madrid.

En cualquier caso, y pasada media hora, los más pacientes tuvieron su recompensa, ya que Solari dejó por unos instantes su habitación, bajó a recepción y firmó todos los autógrafos que se le requirieron.