1FÚTBOL DE LIGA. Salió más dominador el Villarreal, con más ambición, pero, como ocurre en el campeonato doméstico, bastante espeso en ataque. Aun así, en esos primeros minutos Javi Venta ensanchó el campo y la movilidad de Guayre y Santi Cazorla proporcionaron buenos centros, pero poco remate.

2UNOS CUANTOS PEROS. Uno, que la presencia de Figueroa pudo ser precipitada. Se le vio desacoplado. Otro, la ubicación de Sorín, buen jugador de banda pero que acabó metiéndose en el embudo. Y el último, la suplencia de Font, que no había hecho méritos para ir al banquillo.

3EL DESAJUSTE. La apuesta era valiente, con un solo pivote, y un tanto lógica al jugar el Real Madrid con Helguera y Celades, los dos enganchados atrás. Los escasos problemas llegaron al quedar muy alejado Riquelme de Josico, tanto a la hora de sacar el balón desde atrás como al tener que bajar a defender.

4SÓLO ESO, PROBLEMAS LEVES. Ya que la galaxia jugó encogida y sólo se estiró en contadas ocasiones. El partido deambuló por el centro del campo con un par de jugadas de peligro por bando y poco más. Los porteros no tuvieron que emplearse a fondo.

515 MINUTOS DE LO MISMO. Fue lo que duró la monotonía en el segundo acto. Fútbol previsible, sin gran imaginación atacante en los locales y ninguna ambición en los visitantes, pero, poco a poco, el partido se iba tiñendo de claro color amarillo.

6EL CAMBIO. De repente, el Villarreal pareció tocar arrebato e inclinó el campo hacia la portería rival. Casillas se perfiló como el mejor de los suyos y el juego amarillo, más profundo y vertical, se tradujo en las mejores ocasiones del partido. Sólo era cuestión de acertar en alguna. Atrás, un inmenso Gonzalo se bastaba para frenar a los blancos.

7CON TODO. En ese periodo no se le puede achacar nada a un Villarreal que lo intentó de todas las maneras. Con Héctor Font en el campo, los ataques tuvieron mayor sentido, pero el mal fario persiguió a los amarillos hasta la última ocasión marrada por Forlán. Me quedo con algo de mal sabor de boca en los córneres desperdiciados por Román.

8COBARDÍA CON BIGOTES. La que inculcó García Remón a su equipo, especulador durante muchos minutos y bochornosamente metido atrás al final, jugando con tres centrales y pidiendo la hora a gritos. En el cómputo general, su mediocridad táctica fue premiada con excesiva generosidad. Sobre el césped del Madrigal sólo hubo un equipo que quiso ganar.