Sabor argentino. Eso es lo que tuvo el Villarreal-Real Madrid. Y es que hasta siete internacionales albicelestes coincidieron ayer sobre el césped del Madrigal, prácticamente la columna vertebral de la selección que dirige José Pékerman. Cinco los aportó el Submarino, con Arruabarrena, Gonzalo, Riquelme, Sorín y el debut de Lucho Figueroa (y faltaba Battaglia, lesionado), mientras que Walter Samuel y Solari fueron los representantes argentinos por el bando blanco.

Las canciones de Andrés Calamaro por la megafonía del Madrigal se encargaron de avisar durante el calentamiento que el protagonismo sería para los pibes. Saludos, abrazos y bromas se sucedieron antes, durante y después de un choque que resultó especial para todos ellos. El más efusivo, Riquelme, que incluso se fue abrazado con Walter Samuel al túnel de vestuarios en el descanso.

FIGUEROA, EL MÁS SUFRIDO El que peor lo pasó fue Lucho Figueroa, ya que le tocó bailar con la más fea. Walter Samuel fue el encargado de frenar al ariete amarillo en su debut y se empleó a fondo para conseguirlo. Fue su sombra durante los 90 minutos. Compañeros en la selección y rivales por un día, aunque todo acabó con el pitido final. Ambos se intercambiaron las camisetas y el madridista podrá presumir de haberse quedado con la del estreno de Lucho con el Submarino.

Además de los siete futbolistas argentinos, Ronaldo, Forlán y Peña redondearon el acento suramericano de un partido que, a buen seguro, contó con una audiencia más que notable en Argentina. Allí, Pékerman tomaría buena nota de sus jugadores, ya que salvo el Vasco, los otros seis son fijos en sus convocatorias.