Un avalancha humana de aficionados, habituales, adictos y curiosos se precipitó durante el pasado puente sobre las estaciones, originando una congestión, tanto sobre las pistas como en los accesos. En España todos los dominios de esquí alpino estrenaron la temporada, a excepción de Formigal y Panticosa. Los usuarios se encontraron con mantos débiles (entre cinco y 50 cm. de espesor en el mejor de los casos) y con nieve polvo por cañón en muchas de las pistas, especialmente en cotas bajas.

Las previsiones apuntan hacia nuevas precipitaciones a partir de esta noche pasada y a lo largo del día de hoy en las cotas altas pirenaicas, que serán de aguanieve por debajo de los 1.700 metros. En el sistema Penibético, Sierra Nevada cuenta con 13,5 kilómetros de nieve producida. Tanto en España como en Andorra, las estaciones alpinas abiertas ofrecen nieve polvo, pero hay que tener en cuenta que cuando esta es producida por cañón resulta mucho menos estable que la caída, y ofrece un deslizamiento más lento y pesado.

Un panorama poco alentador pero que, al menos, mantendrá las instalaciones abiertas aunque no en las condiciones más deseadas, lo justo para ir matando el gusanillo. Los cañones siguen trabajando a toda máquina en espera de nieve fresca. En cualquier caso no se prevé alcanzar el metro de nieve en fechas próximas en ninguna cota ibérica. Los snowparks de la mayoría de las estaciones permanecen parados, a causa de la escasa cantidad de nieve disponible para levantar obstáculos.

LAS MÁS CERCANAS Las estaciones turolenses de Javalambre y Valdelinares mantienen abiertas sus instalaciones con una pista verde la primera y sólo 250 metros esquiables de nieve polvo. Valdelinares ofrece una pista roja y otra azul, de nieve polvo-dura. El espesor del manto está entre los cinco y los 25 centímetros en Javalambre, mientras que en Valdelinares oscila entre los cinco y los 15 centímetros.