El Villarreal se reencontrará el domingo en el Alfonso Pérez con viejos conocidos, aunque sólo uno de ellos será titular. Ése será el exportero amarillo Sánchez Broto, ya que Quique Medina, lesionado, verá el partido en la grada, mientras que Craioveanu empezará en el banquillo.

Precisamente, el guardameta maño está siendo uno de los protagonistas de la temporada y no por el botellazo que recibió la semana pasada en el Ciutat de Val¨ncia ante el Levante. Y es que a Sánchez Broto le salió muy cara una apuesta que hizo con el utillero de su equipo en la visita al Santiago Bernabéu. "Me jugué 600 pares de guantes a que no encajaría ningún gol y me metieron dos...", recuerda.

Por ese motivo, rehúye cualquier tipo de apuesta y más cuando se le plantea cara a la visita del Villarreal, un equipo que le infunde el máximo respeto: "Esa apuesta me salió muy cara y aún no me he recuperado. Las apuestas se hacen para cumplirlas, pero ahora prefiero olvidarlas y no haría ninguna para este partido".

UN GRANDE DE LA LIGA Han pasado siete temporadas desde que defendiera la portería del Submarino. Demasiado tiempo. "De mi etapa allí sólo quedan Basauri y Pasqualet, además de Roig y Llaneza", recuerda. De lo que no duda Sánchez Broto es del gran cambio que ha dado el Villarreal: "Ahora, el club no tiene nada que ver con el que yo me encontré. Para mí, es un grande por infraestructura y por jugadores. Es para sentirse orgulloso de lo que han hecho Roig y Llaneza".

El portero del Getafe tampoco se fía de la actual mala racha de los amarillos y rompe una lanza a favor de ellos: "Estoy convencido de que irán para arriba porque tienen una plantilla para luchar por metas más altas".