Los que tuvimos la fortuna de estar el sábado en el pabellón Ciutat de Castelló o los que estuvieron a partir de las dos menos cuarto frente al televisor sintonizando La 2 de TVE ya somos unos convencidos. Este Playas de Castellón funciona. Las dudas --por ejemplo tras la merecida derrota en el derbi provincial-- han quedado atrás. Hay razones para creer en este Playas. Por lo menos tres.

Primera. El inconformismo de su entrenador. Que PC tuviera espíritu crítico tras la exhibición ante el Interviú me sorprendió... pero gratamente. Este genio del fútbol sala no se conforma con hacer bien las cosas. Hay que bordarlas.

Segunda. El poder de reacción. Pocas veces (muy pocas veces) se le puede remontar al (que era) colíder invicto de la Liga. El Playas se vio abajo en el marcador pronto, pero lejos de diluirse, la desventaja dio alas a los albiazules. El espíritu ganador ha vuelto.

Y tercera. La que más ilusiona. La grada vuelve a vibrar. El sábado daba gusto ver cómo se divertía la afición. Cualquier detalle de los jugadores albiazules era celebrado por la parroquia castellonense. Ya no digamos los goles. Por cierto, los mayores aplausos fueron para el campeón del mundo Javi Rodríguez y para un pequeño brasileño que ya empieza a encandilar en el Ciutat de Castelló. Con Pablo está naciendo un nuevo ídolo para el Playas.