La mala suerte se cebó con el Villarreal por partida doble. Primero, por el emparejamiento con el Dinamo de Kiev. Y, segundo, porque también se establecieron los cruces para los octavos de final. Ahí, si el Villarreal consigue deshacerse de los ucranianos, se mediría al vencedor del Valencia-Steaua de Bucarest, por lo que se podría reeditar la semifinal del año pasado. "El Valencia es un rival al que no queríamos encontrarnos", reconoció Llaneza. De pasar, los octavos se jugarían el 10 y el 16 o 17 de marzo.