Laparra era nuevo en la plaza. Hasta hace poco era sólo un aficionado más, cuyos conocimientos del fútbol se limitaban a las aventuras y desventuras de los Real Madrid, Barcelona, Valencia y compañía, cuyas noticias nos meten hasta en la sopa en los medios de comunicación nacionales o autonómicos. Le gustaban los toros, pero otra cosa distinta era torear y, más difícil, empezar a hacerlo en una plaza de Primera y con miuras en el ruedo. Castalia y Castellón son cosos de afición entendida y exigencia máxima. El presidente albinegro, quien junto a Osuna controla la mayoría accionarial, depositó su confianza en éste último. Y le pillo el toro.

Laparra, que ha cogido con ganas el cargo de presidente del Castellón, ha empezado a darse cuenta de la metedura de pata de su socio y no está dispuesto a pasar la vergenza de ser el hombre que descendió al club albinegro a Segunda B. Blasco, el inspirador en la sombra --trabaja en el Elche y no podía dar la cara-- de la operación de compra, tampoco tiene un pelo de tonto y no quiere que su buena gestión empresarial quede empañada por los errores del intermediario Osuna. Por ello, han puesto en marca la operación diciembre, cuyo objetivo es llegar vivos a final de año y traer cuatro o cinco buenos futbolistas cuando se abra el plazo de inscripciones el tres de enero. Entre 1 y 1.2 millones de euros es la cifra que se quiere invertir para lograr la permanencia. El objetivo es fichar un central, un lateral zurdo, un medio y dos delanteros.

García Osuna se ha puesto a mover hilos o "trabajo de campo" como él lo llama. La diferencia es que sus propuestas serán supervisadas por Pepe Heredia, quien no ha pintado nada en ninguno de los fichajes realizados (salvo Ordóñez). Al margen del mercado nacional, se está rastrillando el fútbol suramericano, principalmente Argentina y Brasil, y algunas ligas europeas. Yo todavía me tiro de los pelos cuando recuerdo que no se hizo un esfuerzo por traer a hombres como Moisés (Hércules) o Unanua (Elche), que estaban locos por venir al Castellón. Ahora tengo esperanza en que el criterio de Pepe Heredia, el hombre que más sabe de fútbol en el club, sirva para acertar, pues el de Osuna... Mientras tanto, confío en el efecto Castalia, en la recuperación de Oliva y Dealbert, y en la profesionalidad (a los buenos me refiero) del plantel. A pesar de las deficiencias, el Castellón no es peor que el Eibar, Ferrol, Málaga B, Ejido, Nástic...

El Villarreal continúa mejorando jornada a jornada. Todavía falta mucho para alcanzar el nivel de la temporada pasada, pero también es cierto que el listón está altísimo. A medida que hombres como Gonzalo o Arruabarrena (en Vitoria mejoraron notablemente) suban su rendimiento individual, irá apareciendo el Submarino atómico. Mientras, el sábado me llevé una gran alegría con la recuperación definitiva de Roger, un futbolista de una calidad excepcional, y la gran actuación de Arzo. Un diez para Pellegrini. El técnico chileno se negó en rotundo a que se marchara cedido.

Los jóvenes se forman sólo jugando partidos y se merecen también la confianza de la grada cuando no tengan un buen día. Pellegrini la ha tenido con Arzo (19 años) y seguro que el chaval acabará siendo un defensa que aspire a la internacionalidad absoluta en el futuro. Confianza y paciencia son las claves. No obstante, como dice Llaneza, no hay que volverse loco con la cantera, pues hay hornadas buenas y malas, y todos no pueden tener cabida en el primer equipo.