La tarde propicia ante el rival ideal. Más o menos eso es lo que espera la afición amarilla esta tarde (17.00 horas), en el retorno del Submarino a la Liga. La visita continental del SL Benfica dejó muchos interrogantes sobre el funcionamiento de una máquina con precisión milimétrica la pasada temporada y que en la actual parece falta de rodaje.

El Mallorca de Héctor Cúper se presenta en el Madrigal como farolillo rojo de la Liga de las Estrellas y como víctima propiciatoria para que los de Pellegrini recuperen todas o buena parte de sus prestaciones. Los baleares llegan, además, con el agravante de su ridículo en la Copa, de la que fueron eliminados por un equipo de Segunda B, el Alcoyano, que les pasó literalmente por encima.

Un rival hundido moralmente, con un entrenador que ya tiene la soga al cuello, puede facilitar el retorno de la mejor versión del Submarino atómico, el de las asistencias de Riquelme, el de las llegadas por sorpresa de los laterales, el del trabajo solidario y efectivo de Josico y Marcos Senna, el de la eterna polivalencia de Sorín... Pero, sobre todo, el de los goles de Diego Forlán.

HAMBRE DE GOL El uruguayo, dueño de la Bota de Oro y del Pichichi desde que a finales de la pasada campaña le birlara estos honores al camerunés Etoo, se escuda en el bien del grupo para minimizar los efectos de una sequía que se prolonga desde finales de agosto, cuando se estrenó en la Liga con el infructuoso gol ante el Osasuna. Pero Forlán pertenece a esa curiosa extirpe de los matadores del área, egoístas --en el mejor sentido de la palabra-- cuando de meter el balón en la portería se trata. "Tenemos que ganar sea como sea y recuperar el nivel de la temporada pasada, con o sin mis goles... Aunque tengo que reconocer que tengo ganas de marcar", reconocía Diego en la víspera del partido.

CONCENTRACIÓN MÁXIMA El Bota de Oro está concentrado al máximo en el partido de hoy. Tanto que ni siquiera quiere fijarse en el rival. "No quiero pensar ni opinar sobre Cúper, sobre tácticas del rival ni sobre el Mallorca; sólo quiero centrarme en el Villarreal", dice el delantero amarillo, que hoy será uno de los principales objetivos de los perros de presa que colocará Cúper sobre el tapete del Madrigal. Iuliano y Tuzzio intentarán que la Bota de Oro siga con un tono mate, sin fulgor. Y es que los bermellones lo tienen claro. Puntuar en el Madrigal es una necesidad imperiosa para mitigar una crisis abierta en la Península con el estrepitoso KO en la Copa y que puede agravarse notablemente si el equipo regresa a Palma de vacío y otra semana como colista.

A pesar de todo, Forlán no le da demasiada validez a la complicada situación del rival. "Cada partido es una historia. El Mallorca llega como colista, pero esto puede ser un arma de doble filo, ya que jugarán más motivados y vendrán a por todas al Madrigal", dice el uruguayo, fijo hoy en la punta de ataque, mientras que Pellegrini tendrá que decidir entre José Mari y Figueroa la segunda plaza en la delantera. De la creación se encargará Juan Román Riquelme. Si el Mago saca todo lo mejor de su chistera ante el Mallorca, Forlán volverá a sonreír. Seguro.