Un jugador distinto. En todos los sentidos. Román Riquelme es el crack que tiene el Villarreal. Y también es un especialista en darle felicidad a los suyos, porque con el tanto que marcó ayer desde el tiro de esquina, se convierte --junto a José Mari-- en el goleador del Submarino amarillo con tres tantos. Hay que recordar que los festejos anteriores del argentino fueron ante el Celta --tras ejecutar una falta-- (1-2) en la cuarta jornada, y ante el Athletic de Bilbao (3-1).

Cabe destacar también, no es poca cosa, que Román aportó su juego en los tres goles de los amarillos. El primero del encuentro lo convirtió él mediante un tiro de esquina desde la izquierda, y tras cierta complicidad de la defensa del Mallorca que topó increíblemente el balón --en dos oportunidades-- con el primer palo. El segundo, llegó tras un centro medido al corazón del área, y José Mari conectó con un remate de cabeza por encima del portero. Y en el tercero, habilitó a Forlán de manera exquisita con un pase por encima de la defensa, que tras una sucesión de rebotes, el propio punta uruguayo se encargó de marcar.

Es para destacar lo del Mago porque su función específica no se relaciona con la de ser el anotador. Él cumpliría con ser el asistente de lujo de sus compañeros. Y se puede decir, claramente, que el centrocampista está cumpliendo con ambas cuestiones.

OTRA VEZ DETERMINANTE En la victoria de ayer, fue una de las figuras del equipo. Tomó las riendas desde el inicio y por eso el predominio amarillo fue claro en los primeros minutos. Es probable que el desgaste de Liga y Champions agudice el cansancio y quizás no esté teniendo la regularidad que se le espera.

Pero con partidos como el de ayer, justifica el esfuerzo institucional del Villarreal por comprarle. Si Riquelme mantiene este nivel, el equipo que dirige Pellegrini podrá convertirse en el bloque que tan buen fútbol ofreció la temporada pasada y tan buenos resultados consiguió.