La afición albinegra aspira a regresar a Primera División. Esa es la ambición que se respira en Castalia y en cualquier rincón de las calles de la ciudad. Esa ambición normal y lógica es la que le acarreó muchos disgustos y hasta afectó a la salud de Toni Bonet, a quien nadie puede discutir su albinegrismo y su buena gestión económica y social al frente de la entidad, con el broche final del ascenso.

Un buen amigo, que no tiene nada que ver con el Consejo de administración, me comentaba que desde el palco vip lo pasó muy mal viendo la cara de sufrimiento del actual presidente. Un consejero del Castellón, muy amigo de José Laparra, me explicaba que llegó a temer por su salud ante los gritos contra su persona que llegaban desde la grada de forma ostensiblemente sonora, y me recordó, con preocupación, que el presidente sufrió un infarto hace apenas año y medio.

Laparra ya se ha dado cuenta de que la repercusión social y mediática de lo que rodea al C.D. Castellón es superior a la de muchos clubs de Primera. Para lo bueno, y para lo malo, este club soporta una gran presión. Y en Castalia ha germinado cierto desaliento porque se piensa que no se ha confeccionado un equipo a la altura de las circunstancias.

Ahora voy a contarles algunas interioridades de la compra del club hace más de un año. José Manuel García Osuna fue el inspirador de la operación, para la que contó con Antonio Blasco, un eficaz gestor en la parcela económica, y éste a su vez metió en el proyecto a José Laparra. Los tres disponen de aproximadamente el 75% del accionariado, aunque en la compra del Castellón invirtieron otros accionistas con pequeñas cuotas. Cuando se plasmó el acuerdo, se pactó que Osuna asumiría la planificación deportiva, Blasco sería el responsable de la gestión económica, mientras que Laparra desempeñaría la representación institucional. En la primera temporada no hubo injerencias.

La gestión económica ha sido perfecta. Ahora el Castellón está a cero en cuanto a deudas. Sin embargo, entre la afición se ha generado una gran desconfianza en la gestión deportiva, una parcela que debe recaer única y exclusivamente en manos de los profesionales. Todavía es pronto para juzgar a Dani Barroso. Ahora bien, el director deportivo, contratado por Osuna, tiene que tener la personalidad suficiente para coger las riendas como hombre de club en la planificación de la plantilla o, de lo contrario, irse a su casa si no le dejan trabajar. José Manuel García Osuna, quien ha cometido errores pero también ha acertado en algunos fichajes, no tiene que intervenir para nada en la planificación. De momento, eso sí, el señor Barroso ha demostrado conocer muy poco el mercado de 2ª A, y también muy poca capacidad de reacción cuando se consumó la baja de Marqués. La contratación del colombiano Romerito viene avalada por sus informes.

Lo cierto es que Laparra, que siempre ha dado la cara, solo comparte una cuota alicuota de responsabilidad en todo lo que pasa en el Castellón. Por cierto, el equipo jugó un buen partido ante el Tenerife y la gran pena es que sin los regalos que se han hecho podría llevar nueve puntos. Por suerte, Moré ha rectificado a tiempo.