A sus 27 años, Mauricio Romero solo había visitado España en el escaso mes que intentó probar, sin éxito, en varios clubs de 2ª A. No obstante, su sentimiento español es muy grande, hasta el punto de participar en las elecciones enviando su voto por correo.

Todo se remonta a su abuelo, Pedro Sellarés. Nacido en Terrassa (Barcelona), emigró a Colombia. Allí fue vicecónsul de España y fundador del Colegio Hispano-Americano de Cali, pero sobre todo se le recuerda por presidir el América durante ocho años, hace cinco décadas, en una época en la que el ahora afamado club era más bien un modesto (él es conocido como el eterno presidente). Desgraciadamente, su abuelo no pudo ver cumplido el sueño de verle jugar en España, ya que falleció "hace año y medio".

"Mi abuelo participó mucho en la comunidad hispana de Cali", rememora Romero. "Tengo el pasaporte desde hace ocho años. Y desde entonces, cuando hay elecciones acá, votamos", añade el futbolista.

Curiosamente, este apellido le ha pesado más de lo que podría pensarse. Y es que a Mauricio Romero le persigue el sambenito de niño bien: "Me ha tocado vivir cosas difíciles. Nosotros no veníamos de un estrato económicamente tan bajo como otros jugadores, ya que en Colombia hay discriminación, pero al revés". Es decir, que lo ha tenido más difícil para hacerse camino en el fútbol.

VIAJE DE IDA Y VUELTA De España únicamente conoce el País Vasco, de su aventura fallida. "Hace tres años tuve la oportunidad de venir a probar con varios equipos, pero no se dieron las circunstancias económicas", señala. "Estuve un mes esperando a que mi empresario consiguiera alguna prueba, pero...", añade.

Durante ese tiempo, Mauricio vivió en Donostia y entrenándose con el Real Unión de Irún. "Durante aquel tiempo estuve como de vacaciones, conociendo San Sebastián, Bilbao... Al terminar el mes, me hicieron una oferta para quedarme, pero era en 2ª B y preferí volverme al América", explica, aunque matiza: "Me gustaría volver a San Sebastián y jugar en la Real Sociedad".