Segunda cura de humildad para el Villarreal en solo dos meses. Tras el fuerte varapalo de la eliminación de la Intertoto por parte del Maribor, el Submarino recibió ayer su segunda bofetada, ante otro modestísimo equipo como el Recreativo. Una derrota sin excusas, como reconoció con deportividad y por unanimidad, el Madrigal, que aplaudió a rabiar el gol de Santi Cazorla y despidió con una gran ovación al conjunto onubense.

El Villarreal pagó muy cara su suficiencia y su soberbia ante un rival muy inferior, recién ascendido de Segunda División. Al fútbol no se puede jugar andando y con la falta de actitud que exhibieron ayer todos los jugadores que se pusieron la camiseta amarilla. El castigo ante actitud tan pusilánime fue la derrota.

Una de las grandezas del fútbol es que el balón no entiende de nóminas millonarias. Las diferencias entre el Villarreal y el Recre son más que abismales, pese a que en el terreno de juego no se vieran plasmadas. El modestísimo conjunto onubense, en cuyo once formaron ayer cuatro exjugadores amarillos --Arzo y Vallejo cedidos--, suplió sus carencias con un orden y una disciplina tácticas que dicen mucho en favor del trabajo de su entrenador Marcelino García Toral. La columna vertebral del Decano estaba formada por tres de los descartes de Manuel Pellegrini: Arzo, Cazorla y López Vallejo. Todos ellos destacaron en sus respectivas parcelas. El joven central se convirtió en el mejor hombre de la defensa; el asturiano puso en más de un apuro a la zaga amarilla y marcó el tanto del triunfo; y el guardameta navarro demostró con varias intervenciones de mérito su incuestionable calidad.

El Villarreal, plagado de buenos futbolistas, no se encontró a gusto y sufrió para superar a la adelantada defensa onubense, que propiciaba una presión asfixiante en el centro del campo del Recre. El problema se acrecentó con la ausencia del Mago, demasiado apático en la tarde de ayer, aunque fuera el único futbolista que realizó alguna acción digna de mención del lado del Submarino. Incluso, los amarillos no supieron aprovechar la falta de centímetros del rival en la retaguardia, aunque las mejores oportunidades del Submarino llegaron a balón parado.

El Villarreal nunca encontró soluciones para superar el repliegue intensivo del Recreativo. Orden, capacidad de sacrificio y una lucha sin cuartel incomodaron a un equipo que nunca encontró huecos en la tupida maraña de hombres que tejió Marcelino, que logró el objetivo, con la base de una defensa muy adelantada y una sincronización perfecta en la presión sobre el rival, de ahogar la creación de un Villarreal muy superior técnicamente. Los onubenses era conscientes de sus limitaciones y explotaron muy bien sus cualidades.

El equipo dispuso de su mejor oportunidad en el minuto dos, pero Forlán no supo empujar el balón. Luego, paradojas del destino, López Vallejo, el guardameta descartado por Pellegrini, dio un recital en la portería del Recre. Arzo se reivindicó como una importante promesa del fútbol español y Cazorla rescató la chispa que le caracterizaba hace dos años. Un duro traspiés que tiene que servir de lección. La Liga solo acaba de comenzar.