El Olympique de Lyón destrozó un año más al Real Madrid en Europa. Esta vez con la ayuda de Fabio Cannavaro, quien ayer no pudo celebrar con peor suerte su 33 cumpleaños, en una noche de fútbol muy triste de los blancos.

Cannavaro no para de esbozar sonrisas a diario. Posiblemente desde ayer, muestre un semblante más serio. El italiano rubricó una noche aciaga. Viene de ser campeón del mundo, de hacer un Mundial soberbio, pero anoche no dio una. Mal colocado, despistado y nervioso en todas sus acciones, Cannavaro dio vía libre a un Lyón que pudo humillar al Madrid antes del descanso.

Iker Casillas, una vez más, salvó al Madrid del caos. Juninho Pernambucano llevó el mando. Jugó y llegó. Sus misiles a balón parado siguen siendo un seguro de vida para el Lyón. Iker los sacó como pudo. De puños siempre, con inteligencia. Juninho hizo jugar al equipo galo. Su primer pase en profundidad a Fred, con permiso de Cannavaro, ilustró la comodidad con la que jugó el brasileño. A la media hora, Tiago marcó el 2-0. Pudieron ser más, pero el Lyón no supo apuntillar a un Real Madrid sin rumbo.

La segunda parte fue más tranquila. El Lyón se dedicó a mantener la ventaja y no llegó con tanta claridad. El equipo blanco ya no se veía superado, pero los cambios realizados por Capello tampoco solucionaron los males de sus escuadra, que tampoco llegó mucho a la meta rival.