Inmediatamente después de Malasia, donde vencieron Álvaro Bautista (125 cc), Jorge Lorenzo (250 cc) y Valentino Rossi (MotoGP), llega Australia y, después, Japón. El Mundial de motociclismo se instaló ayer en el circuito de Phillip Island, el único al que Dani Pedrosa le tiene cierta manía, pues fue ahí donde se fracturó los dos tobillos nada más conquistar el título de 125 cc.

Australia será será escenario de un GP apasionante en el que Bautista puede proclamarse nuevo campeón del mundo de 125 cc, Lorenzo consolidar sus aspiraciones en dos y medio y el tricampeón catalán intentar reducir aún más, pese a sus lesiones, la desventaja que le lleva Hayden (Honda) en el Mundial grande.

Pedrosa reconoció ayer que la fractura del dedo gordo del pie izquierdo, que tanto le molestó en Sepang, ha dejado de ser un problema. "Lo que sigue siendo un engorro es la cicatriz y la herida de la rodilla derecha, que continúa supurando", dijo.

Quien no parece querer combate ni pelea es Rossi, que nada más llegar ayer a Phillip Island, uno de sus circuitos preferidos, y antes de que los periodistas le hiciesen la primera pregunta, salió al paso de las "erróneas interpretaciones" que, dice, hizo la prensa española sobre su gesto de la silla en el podio de Malasia cuando, en lugar de ofrecerle el asiento que se llevó al podio a un malherido Pedrosa, lo utilizó de trono. "No lo hice para reírme de Pedrosa, yo soy incapaz de reírme de un rival herido".