José Antonio Reyes, con un golpe franco letal, rescató al Real Madrid de un día complicado de fútbol, y dio a su equipo un respiro en un colectivo que dirige Fabio Capello, que sigue en construcción. La Real Sociedad jugó a protegerse y nunca tuvo fe para intentar asustar a Iker Casillas.

De todos los cambios y variantes que puso Capello en el campo a lo largo del partido, lo que sí quedó claro es que el Madrid juega mejor sin Emerson en el campo. Con Diarra basta para poner fuelle. Por lo menos en casa y con rivales de fuste inferior a los que se va encontrar en Europa.

Reyes y Guti, dos tipos de toque, tuvieron su oportunidad. Ambos jugaron echados a los costados. Los jugones, que tanto pedía el personal, al campo. Detrás, aparecían blindando el equipo Emerson y Diarra. No funcionó el invento. No hubo fluidez de inicio en ellos, si acaso más en Reyes, el único que al menos abrió el campo con sentido. Luego además fue determinante. Y Guti mejoró su juego cuando pasó a conducir el equipo.

Arriba, con ese planteamiento, Raúl disfrutó por fin de metros. Fue el que arrancó más aplausos del Bernabéu, por su coraje, entrega y honradez. La única ocasión de peligro fue un balón de Van Nistelrooy, a los 40 minutos, que de vaselina, casi sorprende a Riesgo, seguro todo el partido.

BRONCA AL DESCANSO El público del Bernabéu anda mosca. Exige juego y resultados con urgencia en una plantilla que Capello debe mejorar. Con bronca, despidió al su equipo al descanso. En el segundo tramo, Roberto Carlos se quedó en la caseta. Salió Bravo y el Madrid dio otra imagen.

Reyes, a los 50 minutos, dio el segundo aviso a la Real. Con un disparo que al menos creó inquietud en el equipo de Bakero. Capello dio un paso ofensivo con la entrada de Robinho. Cannavaro buscó el juego aéreo en los córners y el Madrid demostró una velocidad diferente. Aunque el gol del Madrid tuvo que llegar de golpe franco, con un lanzamiento de falta de Reyes.

El gol dio pausa al Madrid. Y a partir de ahí ya todo fue cuesta abajo. La Real jugó con fuego y lo acabó pagando. Con la Real Sociedad fatigada, Robinho ofreció detalles y, en la recta final, Beckham aprovechó un contragolpe para sentenciar el duelo.