Cuando Bruno Marioni tuvo claro que no iba a continuar en el Villarreal, se especuló con la posibilidad de regresar a Argentina, bien a Independiente bien a Racing. El Barullo descartó inmediatamente ambas opciones. "Si vuelvo a Independiente, me matan los de Racing y si voy a Racing me despellejan los de Independiente". Era una manera sencilla y cruel a la vez de describir como en Argentina la pasión en las canchas se vive como en ninguna otra parte.

Cada equipo tiene su particular escalafón de enemigos, y eso se transmite de generación en generación. Los hinchas más extremistas son fieles hasta el día anterior a su muerte, en el que se hacen del rival "para que los gusanos se coman a un enemigo". Cada partido es una guerra sin cuartel: piedrazos, balas de goma, gases lacrimógenos, corridas, peleas cuerpo a cuerpo, navajazos, emboscadas, asaltos... son comunes en cada enfrentamiento. Se lleva la palma la ciudad de Buenos Aires, plagada de equipos en la élite, y con un fácil desplazamiento para las barras bravas y sus peligrosos arsenales.

VEINTE ´ESPECIALISTAS´ El domingo, en el Madrigal pueden verse las caras hasta una veintena de auténticos especialistas en este tipo de duelos. Villarreal y Zaragoza tienen un gran número de jugadores curtidos en mil y una batallas en el que, hoy por hoy, pasa por ser el fútbol que mayor violencia genera: el argentino.

La mayoría de estos jugadores han recalado en Europa, primero buscando unos ingresos económicos que allí no podrían encontrar, y, segundo, huyendo de una espiral de crispación que va mas allá de lo deportivo y que condiciona negativamente la vida familiar de muchos de ellos.

BOCA CONTRA RIVER El Madrigal es, seguramente, el estadio menos problemático de toda la Primera División y en él se van a dar cita toda una serie de artistas que, si ellos se lo proponen, pueden dar un golpe tremendo a esa violencia que aún se sigue viviendo en Argentina. El domingo se pueden revivir grandes duelos en los que el único protagonista puede y debe ser el balón. A la cabeza estarán Juan Román Riquelme y Pablo Aimar, que es como decir Boca y River --uno de los derbis mas apasionantes del fútbol mundial--, y los dos saben elevar este juego a la categoría de arte. No hay que olvidar a D´Alessandro, ya que el Cabezón fue el heredero de Pablito en River. Pero Román tendrá como aliada la solvencia de Somoza, un ex de Vélez que sigue subiendo su cotización.

En el ataque, Forlán y Diego Milito reeditarán la rivalidad más extremista entre Independiente y Racing, los dos equipos de Avellaneda separados por 50 metros y un odio que roza la locura.

LOS DUELOS DE ´ATRÁS´ En las defensas, toda la contundencia posible y más, representada por Fuentes y Gabi Milito. Ambos se han visto las caras en las canchas argentinas defendiendo las casacas de Newell´s y Vélez, e Independiente, respectivamente.

Y no olvidemos que hay otros secundarios de lujo, como puedan ser Arruabarrena, Diogo, Ponzio, Guille Franco o Barbosa, sin olvidar al lesionado Gonzalo Rodríguez. E incluso los técnicos amarillos, Pellegrini en San Lorenzo y River, y Rubén Cousillas que fue portero de Vélez Sarsfield y Argentinos Juniors.

Leprosos, canallas, xeneizes, millonarios, cerveceros, rojos, ciclones, etcétera; lo más representativo de los grandes clásicos del fútbol argentino se van a dar cita en El Madrigal. Será el día adecuado para que salten chispas... pero de buen fútbol.