Estaba predestinado a ser uno de los hombres del partido por enfrentarse al club en el que se crió y explotó como futbolista, y finalmente lo fue. Cani se sabía protagonista y su gol fue la llave para que el Villarreal remontara un partido que tenía muy cuesta arriba. "El 1-1 cambió todo el escenario, nos vinimos arriba y jugamos muy bien, tal y como merece un equipo con la calidad del Villarreal". "Esta victoria debe ser un punto y aparte en nuestra trayectoria y puede servirnos para ofrecer con más regularidad la mejor cara", argumentaba esperanzando el centrocampista aragonés en la zona mixta. Su diana acabó de una tacada con la sequía anotadora de más de tres partidos y medio que arrastraba el equipo de Pellegrini, le servía para estrenarse como goleador en Liga con el Submarino y era el pistoletazo de salida para voltear el resultado ante los maños.

Sobre los sentimientos por enfrentarse a su Zaragoza, Cani mostró su lado más pragmático y aseguró que "en cuanto el árbitro dio el pitido inicial, me olvidé de sentimentalismos y fui a ganar sin contemplaciones, sin reparar en quién era el rival", aunque sí reconoció que "antes del choque, con los excompañeros ha sido muy especial reencontrarme y charlar con ellos".