Es obvio que en un club de fútbol los cargos más llamativos y, seguramente, más importantes pasan por ser el de presidente y el de entrenador. Por supuesto que, en pura lógica, una línea de continuidad --si es coherente-- garantiza mayor fiabilidad a los proyectos, y es una de las claves para poder alcanzar las metas que se pretenden. El Villarreal ha sido en los últimos años el mejor botón de muestra. Un presidente que ya cumple 10 temporadas en el cargo y muy poco dado a los cambios de técnico a no ser que vea la situación totalmente irreversible.

En el otro extremo está el Real Mallorca. Bermellones y amarillos son claramente antitéticos. Es más, podíamos decir que el Mallorca es la antítesis de la mayoría de los clubs del fútbol profesional.

Uno de los personajes claves en la historia del conjunto balear fue Miquel Contestí, un presidente peculiar como pocos, mediático y conflictivo, pero que gozó del favor y la confianza de los socios durante mucho tiempo. Llegó a la presidencia a finales de la década de los 70 y la dejó en el año 92. Más de tres lustros en el cargo. Sin embargo, desde su marcha, el cambio continuo de caras en la más alta representación de la entidad y el ir y venir de entrenadores ha sido habitual.

Tras la etapa de Contestí, Miquel Dalmau fue el primero en llegar a la presidencia, en un periodo en 2ª A con una apuesta de técnicos modestos, tras caer Serra Ferrer. Hombres de la tierra como Jaime Bauzá, Nando Pons o Irulegui. Hubo mas ambición con la llegada del televisivo doctor Bartolomé Beltrán que, en la temporada 96/97, marcó un hito en lo que se refiere a ceses de entrenadores, ya que el extécnico amarillo Víctor Muñoz fue despedido cuando el equipo era líder. Tuvieron suerte porque Llompart consiguió el ascenso. Las dos temporadas siguientes fueron las más estables y fructíferas en la historia moderna del club. Con Cúper en el banquillo se obtuvieron un tercer y un quinto puesto y se jugaron finales, a nivel nacional y europeo. El argentino ha sido el único que ha conseguido, en estas 15 temporadas, concluir dos consecutivas completas.

El antecesor de Alemany

Para entonces ya había llegado a la presidencia Guillem Reynés, que tuvo un paso más bien breve, con poco más de dos temporadas, aunque tuvo tiempo de utilizar a cuatro entrenadores diferentes.

Y, por fin, llegó una etapa de cierta continuidad en la presidencia, con Mateu Alemany, aunque llevaba ya muchos años trabajando para el club. Casi un lustro al frente de la entidad es mucho para lo que se suele llevar en el Mallorca, aunque esa línea continuista no se contagió en los banquillos. Entre el 2001 y el 2005, Alemany hizo pasar por el del Mallorca a 10 entrenadores, y tanta situación inestable se ha venido traduciendo en las clasificaciones del equipo.

De momento, con Vicen§ Grande solo han desfilado dos técnicos. Uno de ellos, Goyo Manzano, tiene la oportunidad de igualar el histórico récord de Héctor Cúper, como es el lograr mantener durante dos años el puesto de trabajo en este equipo. En otro club sería más probable. En el Mallorca de los breves, no tanto.