Hacía nada más y nada menos que 23 años que el C. D. Castellón no se imponía al Cádiz C. F. en el estadio Ramón de Carranza. El conjunto de Pepe Moré hizo historia con su extraordinario triunfo en uno de los terrenos de juego más complicados de toda la BBVA Segunda División A y ante un recién descendido de la Liga de las Estrellas.

Los presupuestos de uno y otro conjunto están a años luz. El conjunto gaditano tiene a dos jugadores de plenas garantías para la categoría --algunos son de Primera-- por puesto, mientras que en el Castellón tuvo que acabar Romerito como delantero centro, cuando es una réplica de Mario Rosas, o al menos eso dicen.

El mérito de lo de ayer no es ganar fuera de casa, ni superar en su propio feudo al todopoderoso Cádiz, ni nada de eso. El mayor de los éxitos es la forma en cómo se desenvolvió sobre el terreno de juego el equipo de Pepe Moré.

UN PÚBLICO SEÑOR El buen hacer defensivo, la eficacia realizadora en la primera mitad, las continuadas llegadas al área amarilla y la forma en la que el Castellón marcó el ritmo del juego en cada fase del partido le sirvieron para que una de las aficiones más exigentes y entendidas de toda España despidieran al combinado de Pepe Moré con una extraordinaria ovación.

Los goles de Nakor y Mora deben servir para que todo el entorno albinegro se dé cuenta de que hay más plantilla de lo que parece, pero no por ello hay que obviar que la plantilla está corta de efectivos. De todas formas, eso ahora es lo de menos. El equipo debe seguir en esa línea y dar la talla en Copa. Ayer, el Castellón salió por la puerta grande.