Cómo hemos cambiado!, debe pensar Pepe Moré al verse ahí, en la zona tranquila, más cerca del ascenso que de la zona pantanosa. Lo mismo que, seguramente, pensará la parroquia albinegra, que con una base de la sufrida pasada campaña no esperaba ver a los suyos en posición tan holgada.

Y es que uno mira la clasificación actual y la de la pasada Liga y ve el contraste. ¿Cómo se ha obrado el milagro en los 365 días que separan al triste Castellón de Martín-Delgado al revitalizado equipo actual? En parte, la experiencia es un grado. Los albinegros tomaron buena nota de sus errores para no repetirlos. Partidos como el del sábado o el anterior en Salamanca eran un seguro de derrota un año atrás. Ahora, el Castellón conoce sus limitaciones y juega sobre esa base.

Pero también habría que apuntarle al entrenador un tanto en el cambio de imagen del Castellón. Con pocos mimbres, Moré está sacando petróleo. La clave es que nadie se acomode. Dando la titularidad a novatos como Natalio o Baigorri, el míster está espabilando al resto. El nombre no cuenta para nada.

Aún es pronto para calibrar las posibilidades de este Castellón, pero lo que va delante... No quiero pensar de lo que puede ser capaz este equipo con Tabares, con un Aurelio al cien por cien y con aportaciones, hasta ahora inéditas, de Romerito o de Txiki.