Si se lo dicen hace seis años, cuando el ojeador del Villarreal Manolo Meneu le propuso probar por el Submarino, no se lo cree. Marcos García es el futbolista de moda de uno de los equipos con más talento de Primera División. Con solo 19 años, el joven de Sant Antoni de Portmany (Ibiza) ha sabido aprovechar la puerta que le han abierto las lesiones de algunos jugadores para convertirse en un refuerzo de lujo.

Con los pies en el suelo, "esto no ha hecho nada más que empezar", Marcos vive ahora "un sueño hecho realidad". "Me acuerdo hace unos años, en mi infancia, cuando veía crecer como jugadores con envidia sana a Raúl o Ronaldo. Siempre pensaba: ¡Qué suerte tienen!", explica.

Ahora está en el otro lado, el de los cracks. Marcos comparte vestuario con Senna, escucha consejos de Riquelme y oye gritos de "pásala, pásala" de un Bota de Oro como Forlán. Casi nada. "La vida es un cúmulo de circunstancias y a mí me ha llegado la oportunidad. He conocido a muchos compañeros y amigos que se han quedado en el camino. Esto es muy largo y lo único que puedo hacer es aprender y tratar de aprovechar todas las ocasiones que me dé el míster", destaca.

Se ha mentalizado que, "de momento", está en el primer equipo "de manera circunstancial". "Sé que cualquier día puedo volver al ´B´ y no se me caerán los anillos. Mis mayores deseos para este año son lograr el ascenso a Segunda B con el filial y ayudar, en la medida de mis posibilidades, al primer equipo a meterse en la Champions. Sería un año redondo", argumenta el joven.

Marcos García se ha hecho mayor en el Submarino y ahora le ha llegado su momento: "Puedo conseguirlo, pero me queda mucho que aprender".