El Castellón regala tres puntos de una forma lastimosa. Ante un Elche que llegaba lamiéndose sus numerosas heridas, y pese a marcar muy pronto, los albinegros, en una segunda parte desastrosa, dejaron escapar el encuentro ante un rival directo... y ya van demasiadas veces.

La tarde, aparte de evidenciar que este equipo sigue pidiendo refuerzos como agua de mayo, escenificó un nuevo acto de la fractura que existe entre la grada y el palco. Un ambiente enrarecido que parece haber calado ya en lo que acontece en el césped.

EL 1-0, EN EL MINUTO 8 Lo mejor que podía pasar ante un adversario anímicamente tocado, era ponerse por delante pronto, antes de que sucediera nada. Para ello, el Castellón contó con la colaboración de Mario, quien quiso emular a un base de baloncesto quitando el balón a Natalio con la mano. Tabares, raudo y veloz, agarró el cuero y lo envió a las mallas desde los 11 metros.

El Castellón de esa fase de la tarde, con las armas de la agresividad bien entendida y la solidaridad entre sus integrantes, no descartaba la búsqueda de un segundo tanto. Solo el espigado Miguel, en el cuerpo a cuerpo, sembraba algo de inquietud en los locales.

Después de una eternidad sin asomarse de nuevo a Caballero, Dealbert tuvo en su cabeza el 2-0. Una acción que sacó al Castellón de su letargo. Tabares mereció el premio del gol para concluir una excepcional arrancada de Mario Rosas. Con un fútbol muy poco agradable para la vista, los albinegros debían haber solventado la papeleta antes del entreacto.

REMONTADA ILICITANA Sucedió que el Elche, en el inicio de la segunda mitad, dejó en agua de borrajas todo lo que el Castellón había hecho hasta entonces. Primero, Fernando Niño aprovechó un rechace del palo, en una acción a balón parado ante la pasividad local, para empatar. Oliva, a renglón seguido, con el Castellón convertido en un flan, abortó el 1-2. Pero al guardameta catalán, tantas veces salvador en su ya dilatada trayectoria en la portería albinegra, se le coló una falta lejana de Katxorro.

En la reanudación, el Castellón tardó en salir del vestuario, a donde regresó Mario Rosas mediada la segunda parte, en una discutible decisión de Pepe Moré, que lo sustituyó por Txiki. Con la creciente crispación en las gradas, la tarde estaba tomando un cariz más que peligroso.

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