Capello jugó con fuego, pero no se quemó. El italiano, dispuesto a poner fin a la era galáctica y apostar por la disciplina y el sacrificio en un vestuario repleto de estrellas venidas a menos, apostó fuerte en un partido donde el Bernabéu debía dictar sentencia. La victoria ante el Zaragoza le otorga todo el crédito después de unas decisiones que podían haberle condenado. De hecho, mientras algún medio de comunicación ponía nombre a su posible sustituto en el banquillo --Mourinho, que abandonará el Chelsea en junio, parte con opciones--, el míster blanco se la jugaba anunciando que Beckham, el fichaje mediático más glamuroso de Florentino Pérez, con una ficha anual neta de seis millones de euros, no volverá a jugar en el Madrid. Y, mientras tanto, buscan una salida a Ronaldo, otras vaca sagrada de la galaxia madridista que no cuenta para Capello.

El Zaragoza parecía el rival menos propicio para visitar el Bernabéu en un partido de tanta trascendencia para los intereses blancos pese a que todavía no se ha completado la primera vuelta de la Liga. Los de Víctor Fernández visitaban el feudo madridista después de derrotar al líder, el Sevilla, y dispuestos a poner sal a la herida blanca, pues los de Capello acumulaban tres encuentros sin marcar y, por supuesto, sin ganar. De hecho, la última comparecencia del Madrid en su estadio, donde ha perdido 10 puntos, se había saldado con un contundente 0-3 para el Recreativo.

En el nuevo baile de estrellas que vive la casa blanca, emergieron Gago, el nuevo director de orquesta, e Higuaín, todo un portento físico, para despertar el orgullo de su equipo y ayudar a dar por bueno el plan renove de Capello. El Madrid, que perdió por lesión a Raúl (fue sustituido en el minuto 14 por un tirón muscular), ganó bien y se coloca a dos puntos del líder, el Sevilla.

Gago es la gran sensación. Juega (su semejanza con Redondo es espectacular) y hace jugar a Diarra. Dos por uno. Capello y Mijatovic dijeron que tenían un diagnóstico y una receta. Han sido certeros. Hay cambio de ciclo. Incontestable. Argentinos por brasileños. Los argentinos, históricamente, nunca han defraudado en el Madrid. Y da la impresión de que ni Gago ni Higuaín van a bajar los brazos.

Al final, el gesto de rabia de Capello, con otros oscenos hacia la grada, lo decía todo. Una era ha comenzado en el Madrid, pero todo irá bien si los resultados acompañan. De lo contrario, Calderón será el gran culpable.