Guille Franco acudió al rescate. El delantero mexicano se convirtió en el protagonista indiscutible del VIII Trofeu de la Ceràmica al inventarse una genialidad en la frontal del área para empatar un encuentro que ya agonizaba. Un tanto que sirvió para que por primera vez desde que viste la camiseta amarilla, el mexicano fuera aclamado por la afición, que coreó su nombre.

Un gol que pondrá en un compromiso a Manuel Pellegrini. Y es que el técnico chileno presentó el que probablemente sea el once titular el próximo domingo (19.00 horas) contra el Valencia. Un equipo en el que no estaba Franco y en el que Cazorla y Rossi aportan la ilusión y la calidad, mientras que el danés Tomasson y Robert Pirès demuestran su experiencia y saber estar cada vez que acarician el esférico.

El Livorno, que se presentaba en Vila-real con el exvalencianista Tavano como acompañante del español Diego Tristán en el ataque, convirtió su defensa en una auténtica pesadilla para los pupilos de Manuel Pellegrini, que pese a ello han firmado una pretemporada impoluta en la que no han hincado la rodilla ante ninguno de sus rivales.

INESPERADO GOLEADOR Sin embargo, no fue ninguno de estos cuatro jugadores el que inauguró el marcador ante los italianos. Como ya lo hizo ante Osasuna, Marcos Senna cazó un balón en el área pequeña rival, y esta vez de cabeza, marcó para los amarillos. Un primer tanto que rozó la ilegalidad por aquello de que al portero rival no se le puede tocar en la citada área.

El Submarino amarillo era superior a los italianos y eso se notaba sobre el terreno de juego, con dos planteamientos completamente distintos. El Villarreal al ataque y el Livorno atrincherado en su parcela defensiva.

Los amarillos se las prometían muy felices, pero el Livorno no se rindió en absoluto. En la reanudación del encuentro, los italianos consiguieron dar la vuelta al marcador con un disparo mordido de Volpe, tras un error en cadena de la zaga de los amarillos, y un penalti, cometido inocentemente por Mavuba, transformado con suspense por Diamanti.

Todo parecía perdido, pero en el último minuto emergió la figura de Guille Franco. El máximo goleador de la pretemporada del Villarreal recogió un balón en la frontal y ajustó el esférico a la base del poste izquierdo del portero de los italianos, De Lucia.

Los visitantes se lamentaban y El Madrigal presenció una tanda de penaltis en la que Guille Franco erró su lanzamiento, pero en la que Sebastián Viera detuvo dos disparos, otorgando de esta manera el trofeo a los amarillos. En definitiva, una nueva prueba y otra alegría para los amarillos, que afrontan una semana marcada por el derbi del próximo domingo en Mestalla.