Los Mundiales de Osaka se cobraron sus primeras víctimas. El maratón masculino se celebró en las condiciones extremas que se preveían y 30 de los 87 participantes optaron por la retirada, entre ellos los españoles Julio Rey y el debutante Óscar Martín, ambos antes de cruzar el ecuador de los 42,195 kms. de la carrera.

Esas condiciones propiciaron la primera gran sorpresa del campeonato. Un keniano semidesconocido, Luke Kibet, de 24 años, se llevó la primera medalla de oro y los primeros 60.000 euros del premio destinado a los campeones, con la peor marca de las 11 ediciones disputadas desde la implantación de los Mundiales, en 1983 (Helsinki). Las 2 horas, 15 minutos y 59 segundos de Kibet dieron a Kenia el segundo título mundial en maratón (no lo ganaba desde 1987, con Douglas Wakihuri) en una carrera que finalizó con un 67% de humedad y 33 grados de temperatura, tres más de los que se registraron en Sevilla (1999) cuando Abel Antón entró vencedor en el estadio de La Cartuja para revalidar el título que ya conquistó en Atenas´97.

MUCHO SUFRIMIENTO La dureza de la prueba se reflejó también en los siguientes clasificados. El segundo, el qatarí de origen keniano Mubarak Hassan Shami, entró a 1.19 minutos del nuevo campeón, el mayor margen de la historia entre el oro y la plata. Retirado Rey, el mejor español fue Chema Martínez, que a pesar de tener una mejor marca de 2.08.09, no pudo bajar de los 2.20 (2.20.25), y eso que desde el kilómetro 30 avanzó desde el puesto 19° al 10° definitivo. José Ríos, en cambio, pagó su extrema valentía con el camino inverso: bajó del 10° al 17° puesto (2.22.21) y sufrió un calvario en la llegada, con desmayo incluído mientras atendía a la prensa.

"He venido a jugar a ganar y lo he pagado", aseguró el fondista de Premià de Dalt antes de tenderse en el suelo para, exhausto, ser atendido de deshidratación, tirones musculares y calambres. "No podía imaginar que sería tan duro", logró añadir Ríos antes de desvanecerse. No era de la misma opinión el campeón, sin duda animado por el mejor resultado en una carrera hasta ahora mediocre. "No ha sido el maratón más duro de mi carrera, me he sentido bien a pesar de la temperatura", aseguró Kibet, que ganó el segundo de sus ocho maratones, entre los que solo destacaba una victoria en Viena y una mejor marca de 2.08.52 en el 2005.

Igualmente satisfecho estaba Chema Martínez, a pesar de un décimo puesto alejado tres minutos del bronce del suizo Viktor Rothlin. "He tenido paciencia y he ahorrado todo el rato, porque iba chorreando desde el inicio. Al menos he bebido 10 litros de líquido", explicó al madrileño, ahora volcado en intentar una buena actuación en Pekín.

La jornada española registró un fracaso, aunque esperado. Manolo Martínez tuvo una aparición fugaz en sus séptimos Mundiales, con tres nulos en la calificación. Las dudas en su técnica (este año pasó del estilo lineal al giratorio, para regresar al primero) condenaron al lanzador de peso a un papel testimonial.