El deporte adaptado siempre está en un segundo plano y para situarlo en la cumbre se tienen que realizar hazañas como la efectuada el pasado miércoles por el burrianense Dani Vidal, que una vez más quiso reivindicar un estatus para los deportistas discapacitados.

Luchador incansable, este nadador ya se merece un mayor reconocimiento. Ninguno de sus numerosos éxitos ha tenido tanta repercusión como cruzar el Estrecho de Gibraltar. Su fortaleza física le ha llevado a convertirse en el primer nadador sin brazos en conseguirlo.

Hay que quitarse el sobrero ante Vidal, que pese a encontrarse en inferioridad de condiciones físicas respecto a otros deportistas nunca ha perdido la fe. Su esfuerzo le ha llevado a consagrarse en la élite del deporte adaptado. Ahora se merece varios reconocimientos, que no se le subirán a la cabeza y seguro que en breve volverá a intentar otro reto, y lo conseguirá.